Para quienes conocen el Arte de la Guerra, de Sun Tzu, recuerdan un pasaje que dice “si tienes aliados, establece la comunicación”, lo cual se puede traducir como “diles lo que quieren escuchar”. Eso es lo que parece que Donald Trump hizo durante su visita a Polonia, uno de los países europeos que más odia a Rusia, pero que el magnate idolatra como su único contraparte confiable en el mundo.

Durante esta segunda gira que realiza por Europa y que lo llevará el fin de semana a Hamburgo para reunirse con los mandatarios del exclusivo Grupo de los 20, Trump dijo que Moscú “pudo haber interferido en las elecciones presidenciales”, aunque con una doble intención, pues también salpicó a su predecesor Barack Obama a quien responsabilizó en parte por esta cuestión.

“Lo he dicho muy sencillamente, creo que muy bien podría haber sido Rusia, creo que bien podrían haber sido otros países. Mucha gente interfiere. Eso lleva ocurriendo mucho tiempo.  Le dijeron a principios de agosto que Rusia estaba tratando de involucrarse [en la campaña electoral] con bastante fuerza. No hizo nada al respecto y eso es porque pensaba que Hillary iba a ganar”, afirmó.

Trump se aventuró incluso a señalar que el Kremlin ha “desestabilizado” a otros países, algo que inmediatamente hizo reaccionar a las autoridades rusas negando estas afirmaciones.

Esta primera escala de 16 horas que realizó en Varsovia, fue como un remanso para él, pues es un país semejante a los balcánicos que tanto le gustan. Su esposa Ivanna es de Eslovenia, casi de la misma región. En compañía del presidente Andrzej Duda y ante miles de polacos que lo ovacionaban en la plaza Krasinski de Varsovia, símbolo del levantamiento de los polacos contra los nazis, el magnate inmobiliario hizo un llamado a “defender la civilización y el modo de vida occidental” del “terrorismo radical islamista”.

También aprovechó para presionar a Corea del Norte por su obstinación en poseer armas estratégicas. “Se ha portado muy mal”, dijo acerca del régimen de Pyongyang y agregó que podría convertirse en una segunda Siria, aludiendo al conflicto que actualmente sufre ese país desde hace cinco años. En ese preciso momento, también invitó a la comunidad internacional a sumarse en un frente común contra la “amenaza global” con medidas más coercitivas.

“Yo no dibujo líneas rojas”, dijo nuevamente aludiendo a su predecesor al que criticó por haber tomado una decisión inadecuada respecto al tratamiento que dio al tema de las armas químicas: “fue un gran error” y puntualizó que ningún país que defienda a la humanidad puede permitir los ataques químicos.