La ciencia ficción es un género degradado a subgénero porque así le ha dado la gana a los críticos y académicos mexicanos, cuando en otros países y lenguas es un género honorable, además de popular. A eso pudiera deberse la escasez de cultores de la CF en nuestro país, y entre los más notables se encuentra Gerardo Horacio Porcayo (Cuernavaca, 1966) que recién ha publicado una novela destinada a convertirse en clásico del género: Plasma exprés (Destino, Planeta, México, 2017)

“Empecé a escribir ciencia ficción en la preparatoria, cuando mi meta aún era ser ingeniero químico industrial —señala el también autor de La primera calle de la soledad—. Ganar una Mención Honorífica en el Premio Nacional Puebla de Cuento de CF en 1985 decidió, incluso, mi trayectoria académica. Aún cursé año y medio de ingeniería química y  el ingreso en una carrera de letras, con mi bachillerato en ciencias físico matemáticas, se complicaba a tal grado que me pedían recursar un año de prepa. Por eso, y por negociaciones familiares, terminé estudiando en Puebla y haciendo gran parte de mi vida en esa ciudad”.

Lo “excéntrico”, dice Porcayo, le viene de haber sido un precoz lector de géneros pulp (CF, policiaco, terror, fantasía, aventuras), lo que le permitir vincular tales géneros con gran naturalidad.

Borges, precursor

“Borges mismo era lector de CF y aunque usaba sus “procedimientos” se negaba a clasificar bajo esa etiqueta a autores como Wells, Stapleton, Bradbury y al mismo Bioy Casares (en su prólogo a La invención de Morel) o a Dabove (en su prólogo a La muerte y su traje, propone su género como de “imaginación razonada”); en sus obras completas del 74, tiene una autobiografía donde se ubica a sí mismo como precursor de la literatura fantástica.

Plasma exprés es una novela de ficción especulativa, pero es también un thriller… y  mucho más…

“La idea nació de mi convivencia con miembros de las tribus góticas, inmersos en el vampirismo, que empezaron a usar colmillos y a integrar rituales de beber sangre en sus encuentros amatorios. Imaginé cómo sería eso en un mundo cyberpunk. Y la historia fue encontrando sus claves en la ciudad misma.

Hay dos características inseparables de la ciudad de México, su grotesca belleza macrourbana y la violencia aparejada al vivir en un territorio tan extenso y demandante. Cuando uno se enamora de la Ciudad de México, no queda sino rendirle tributo. Mi primera intención era hacerla más cosmopolita, pero al empezar a describirla se me desmoronaba cualquier proyecto de ciudad aérea y aséptica; lo lógico era su creciente decrepitud. Mirar el actual hundimiento de la Catedral y algunos otros edificios históricos en el centro de la ciudad y no pensar en su vuelta al origen prehispánico, era casi imposible.

El fenómeno se normaliza

Actualmente, el snuff sigue siendo tomado por “una leyenda urbana”, pese a que muchos afirman encontrarla en la deep web. En Plasma exprés termina por convertirse en algo cotidiano, transmitido en tiempo real.

“Las transmisiones en vivo de la guerra en Oriente Medio, más las ejecuciones de periodistas o prisioneros en el mismo Oriente Medio, normalizaron el fenómeno. El uso mismo de los celulares para captar cuanta cosa sucede ha hecho que cada vez menos nos preguntemos si lo que estamos viendo son filmaciones snuff o meras curiosidades. No soy alguien que se meta a la deep web, pero miro los comportamientos y desde hace varios años las recopilaciones de momentos sangrientos del jaripeo y el toreo son éxitos en los puestos de películas pirata. He visto hasta portadas donde se publicitan recopilaciones de ejecuciones del narco. Cronenberg en Videodrome postulaba un canal (videodrome) que transmitía torturas eróticas que acababan en ejecuciones… algo que todavía no se llamaba snuff pero se consideraba sumamente adictivo. En Plasma exprés es re-interpretado y hasta se postula como una nueva tendencia artística.

Otro tema abordado en Plasma exprés es el de las modificaciones corporales, ¿qué papel juegan estas prácticas estético/tecnológicas en esta novela?

Es normal ser como Kennedy o Marilyn

“Es una manera de autoexilio de la “normalidad televisiva”. En Plasma exprés el autoexilio ocurre a través de modificaciones quirúrgicas e implantes tecnológicos; sin embargo, ocurren otra serie de alteraciones estéticas, en sentido inverso, es decir buscando formar parte extrema de una “normalidad”, cuando se operan como JFK y la Monroe.

Respecto a la situación actual de la ciencia ficción en México, Gerardo Horacio Porcayo no se muestra muy optimista:

“Los amantes de la CF se crean siempre en condiciones adversas y aprenden mucho sobre resistencia. Ser lector de CF significa ser cazador de libros. No se trata de lectores conformistas, sino en permanente búsqueda. Esto se multiplica cuando además escribes CF. Creo que hay mucha gente escribiendo CF en México, el problema es llegar a las editoriales. O, peor aún, ceder a la autopublicación en línea, ahora que hay servicios como lulu.com o creativespaces de Amazon. Y en muchos casos son trabajos no pulidos que salen a la luz sin la debida maduración. Esto nos lleva a otra parte del fenómeno: la escasez de crítica especializada y la proliferación de un “opinionismo” prejuicioso y tendencioso en las redes sociales. Y en las escuelas de letras cada vez el fenómeno tiende más al estudio de estudios literarios, que al de la literatura misma”.