A lo largo de varias décadas, Cuba ha sido una inspiración para Venezuela. Basta y sobra mencionar que a pocas semanas de haber triunfado en la revolución contra Fulgencio Batista, Fidel Castro realizó un viaje a Caracas; era el primero que hacía al frente de su gobierno popular cubano. El comandante llegó a la capital venezolana cargando un fusil al hombro en señal de su conocida combatividad y de su agradecimiento al apoyo recibido para la causa cubana. A principio de los años sesenta, Castro apoyó las guerrillas venezolanas en lucha por derrocar el gobierno de Rómulo Betancourt. Analistas internacionales como Marcos Alves consideran este periodo como el inicio de la exportación de la Revolución Cubana y el momento en que Cuba se convirtió en punta de lanza de la estrategia soviética de extender el comunismo a América Latina. Por estas acciones, en 1963, La Habana fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA) y con ello, también, se abría un periodo cubano-venezolano de intensa proactividad.

Más de cuarenta años después, el gobierno de Hugo Chávez abrazó totalmente la relación con La Habana, dotando a la isla de apoyos financieros y, sobre todo, de hidrocarburos necesarios para la recuperación económica ocasionada por el boicot estadounidense. Se dice que Chávez aseguró el abastecimiento de 53,000 barriles de petróleo diarios a Cuba como parte de un acuerdo firmado en octubre de 2000, y con ello, también abrió la creación de un corredor de tendencia socialista La Habana-Caracas por crear lo que se ha definido como el “socialismo del siglo XXI”.

Esta relación bilateral ha despertado la atención de analistas liberales que no han dudado en calificarla como “un comunismo del siglo XX”. Para el periodista Gerardo Arreola, excorresponsal de La Jornada en Cuba, la relación Venezuela-Cuba ha logrado su cúspide durante los últimos quince años, que corresponden a los gobierno de Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro. Recientemente, Maduro desafió las amenazas de Donald Trump de que podría imponerle un veto a la compra de hidrocarburos, pero Maduro prácticamente respondió que a su país nadie le impone nada.

El también creador del blog DelGranCaribe señaló que Cuba mantiene una profunda cooperación en el gobierno de Maduro que va desde los sectores de salud, civil, comercial y tecnológico; es, en suma, una relación estratégica, lo cual significa que las instituciones no han sido capaces de procesar el disenso.

A su vez, la internacionalista Nydia Egremy, indicó que la actual crisis en Venezuela difícilmente puede pasar por una mediación cubana para lograr una solución estable o definitiva. A continuación les presentamos las entrevistas que ambos expertos concedieron a Siempre vía correo electrónico.

Arreola: Alianza Cuba-Venezuela

Según expertos internacionales, Cuba ha tenido una gran influencia en Venezuela. De hecho, los opositores se quejan de que Venezuela tiene más la forma de un sistema semejante al de Cuba, ¿en qué aspectos esto es cierto?

Gerardo Arreola

Es pública la relación entre Cuba y Venezuela desde el principio de los gobiernos de Chávez. A estas alturas los dos gobiernos son, mutuamente, sus principales aliados estratégicos. Venezuela es el mayor socio comercial de la isla, fuente de suministro de petróleo y parte de empresas mixtas de primera importancia, como la refinería de Cienfuegos. Cuba presta servicios y asesoría en un amplio número de sectores venezolanos, desde la salud pública hasta la seguridad interior. En política exterior tienen un patrón de voto y actuación de gran similitud. La crisis venezolana ha impactado ya en parte esa relación por la caída en el flujo petrolero a Cuba. Aun así, la alianza se mantiene y hay señales abiertas de su reforzamiento.

Cuba no es la solución

¿Cómo ha evolucionado la crisis venezolana?

El gobierno de Nicolás Maduro y un parlamento opositor nunca han podido coexistir, mucho menos dialogar o cooperar, lo cual significa que las instituciones no han sido capaces de procesar el disenso. Esto está en la raíz de la ruptura del orden interno. Pero esta crisis política se une a la caída de la economía, arrastrada por la baja de los precios del petróleo en una nación dependiente de las exportaciones de crudo y una inflación de tres dígitos, todo lo cual resulta en escasez, carestía, un colapso de la subsistencia diaria y un repunte de la violencia crónica.

Bloques divididos

 Se dice que la solución a la crisis venezolana puede pasar por Cuba, pero hasta el momento no parece que quiera intervenir o mediar el conflicto, ¿qué opina?

Cuba tiene toda la capacidad para persuadir a Maduro en alguna fórmula negociadora, pero hasta ahora la alianza entre los dos gobiernos se ha puesto por encima de una posible intermediación. Por otro lado, la isla no es un interlocutor confiable para la oposición y viceversa.

En cambio ha surgido un espacio de intensa negociación dentro de la Comunidad del Caribe (Caricom) que, sin embargo, aún no tiene la fuerza ni la fórmula suficientes para intervenir. Este es un bloque de pequeñas islas y archipiélagos en su mayor parte beneficiarios de un plan de suministro petrolero venezolano con créditos blandos, y al mismo tiempo fuertemente endeudados con Caracas.

La OEA es un caso perdido. El secretario general Almagro desde el principio tomó partido por la oposición y se embarcó en una campaña de agitación y propaganda contra Maduro. Con menos estruendo, México también tomó partido contra el gobierno. Además, fracasó como anfitrión y presidente de la Reunión de Consulta de Cancún, el mes pasado, al no lograr una resolución de consenso sobre el caso. Ni Almagro ni México tienen la confiabilidad ni la capacidad de negociación en este caso. Los nuevos intentos de la OEA para buscar una salida son hasta ahora solo una repetición de posiciones polarizadas, y por lo tanto inútiles para alcanzar una verdadera solución.

 ¿Su prospectiva en caso de que Maduro gane la constituyente?

No es solución. Solo va a profundizar la división, será desconocida por la oposición y va a escalar el conflicto de poderes, al enfrentarse a la Asamblea Nacional. Se convertirá en el blanco de ataques de gobiernos y fuerzas en el exterior adversarios de Maduro, quien a su vez la tomará como escudo. Es parte de una espiral de tensiones que no tiene fin.

Nydia Egremy: Un gobierno con identidad cubana

Nydia Egremy

Por su parte, la internacionalista de la UNAM Nydia Egremy habla sobre las raíces de la relación Cuba-Venezuela y sus prospectivas

¿Qué características existen en la relación Cuba y Venezuela?

Hay que recordar que cubanos y venezolanos atribuyen sus relaciones de hermandad en su causa común por la independencia de América. También, rescatan de la historia el hecho de que fue una cubana, la santiaguera Inés Mancebo, quien fue nana de leche del libertador Simón Bolívar. El vínculo actual es producto del reconocimiento, el 5 de enero de 1959, del gobierno venezolano al gobierno cubano emanado de la Revolución.

Durante la elección presidencial de Hugo Chávez Frías se reanimaron los vínculos entre Caracas y La Habana a un nivel nunca visto. En el golpe de la derecha de 2002, cuando el presidente Chávez fue depuesto, Cuba jugó un papel relevante en la denuncia de esa asonada y en la restitución del mandatario al poder. A la par, ambos países avanzaron en su proyecto integrador latinoamericano con la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA). Esa alianza se concretó en avances significativos para Cuba, bloqueada comercial y financieramente por Washington desde hace más de 52 años en ayuda energética y el cable de fibra óptica Alba-I para expandir la red de internet en la isla. En la actual coyuntura política, cuando los líderes de las respectivas revoluciones han fallecido, se puede hablar de una continuidad en la buena relación política y comercial.

 

Cuba, una solución impensable

¿Cuba podría ayudar a resolver la crisis venezolana?

Hemos visto una política exterior cubana caracterizada por su visión prospectiva, con una mirada muy amplia y cautelosa, aunque persistentemente antihegemónica.

Para La Habana, su relación con Venezuela es prioritaria (por su alianza comercial y tecnológica) así como estratégica, por la identidad de objetivos con la Revolución Bolivariana y su proyecto integrador regional. Y, a su vez, el Palacio de Miraflores cuida su relación con Cuba, considerada entrañable por el respeto mutuo que se han dispensado.

Si tu pregunta insinúa que Cuba podría persuadir al presidente venezolano de cambiar su posición ante la constituyente te diría que eso me parece impensable. Si se refiere a una posible propuesta de nuevas negociaciones para alcanzar la paz, te diría que eso sí podría ser real.

Diplomacia y pragmatismo: la alternativa

En caso de que Maduro gane la constituyente, ¿cuál sería su prospectiva?

La constituyente debería ser el camino para consolidar la gobernabilidad y vía para el diálogo honesto y cabal entre las fuerzas políticas venezolanas. Se anticipan tiempos difíciles para la mayor reserva mundial de hidrocarburos. La diplomacia y pragmatismo pueden jugar su mejor papel para evitar la escalada en la actual confrontación interna. Con esa visión geopolítica, los estrategas del gobierno mexicano podrían contribuir a la pacificación en esa nación hermana y recuperar así algo de la confianza regional que perdió hace tiempo.