Una semana después de la cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA), Venezuela volvió a ser el centro de la atención mundial. En esta ocasión en lo que parece ser un cambio drástico en la crisis que vive ese país tras un fallido ataque lanzado desde un helicóptero contra el edificio del Tribunal Supremo de Justicia.

Tres meses de intensas protestas y más de 90 personas muertas después, la situación en ese país sudamericano parece agudizarse como una muestra del abierto fastidio de la población que, en lugar de una solución integral al conflicto, lo único que ve es cómo Nicolás Maduro busca afianzarse en el poder a través de colocar a sus allegados en la Asamblea Nacional.

Mientras se encontraba conduciendo su programa de televisión en el Palacio presidencial, Nicolás Maduro quedó perplejo cuando le informaron que un helicóptero había atacado las instalaciones del Tribunal y del Ministerio de Justicia. Según versiones periodísticas, la aeronave disparó unas quince veces hacia la terraza del ministerio, donde se encontraba reunido un grupo de periodistas progubernamentales. También se reveló que el piloto arrojó cuatro granadas, las cuales no explotaron. La acción no causó víctimas, pero alertó al gobierno ante lo que denominó como “una escalada golpista”.

El piloto fue identificado como Óscar Pérez, quien además exhibió durante el sobrevuelo una pancarta con la leyenda 350 Libertad, en alusión al artículo de la Constitución que permite al pueblo venezolano desconocer un régimen que no respete las garantías democráticas. Tal vez esto no haya causado tanto impacto en Maduro, pero sí el hecho de que Pérez se haya destapado en redes sociales como un miembro de “una coalición integrada por funcionarios militares, policiales y civiles en contra de este Gobierno transitorio y criminal”.

Por otra parte, la prensa no está segura de que la acción haya sido fidedigna y hasta ahora han surgido versiones de que es más bien una cortina de humo de las autoridades para crear un ambiente que les permita consolidar su control en el país, a través de medidas cada vez más rígidas.

De entrada, todas los sectores del ejército bolivariano ya se encuentran en estado de máxima alerta para “defender por las armas lo que por los votos no se pudo”, según Maduro.

Analistas internacionales simplemente no se explican cómo este supuesto ataque fue realizado por un experto que atacó una posición donde no causó víctimas ni daños. Ha quedado en el aire la pregunta sobre cuál era su blanco o sus intenciones al disparar.

Para Víctor Poleo, ingeniero y catedrático de la Universidad Central de Venezuela, ciertamente esta acción no está clara, pero sí evidencia que hay fuerzas militares rebeldes que se están gestando en el país. En entrevista con Siempre!, Poleo pintó un cuadro dramático de la situación por la que atraviesa su país, el cual califica como un indudable Estado fallido que ha quedado relegado a una condición semejante a la que vivieron los judíos en los campos de concentración nazis. Esta es la entrevista que concedió a este medio vía correo electrónico.

Indudable Estado fallido

¿Cuál es la situación en la que se encuentra Venezuela en estos momentos?

Venezuela está inmersa en una tragedia política y social.  No hay medicinas ni alimentos, tenemos una inflación intermensual en 23 por ciento. Estamos en una situación en la que es indudable que calificamos con los cuatro atributos de un Estado fallido: 1) no tiene control de su propio territorio, ni ley ni orden; 2) hay carencias de todos los servicios, en muy bajos niveles electricidad, agua, gas, gasolinas, comunicaciones y transporte. 3) Un gobierno que se ha peleado con todos los países del hemisferio: Brasil, Argentina, Perú, Colombia, Chile, México, Paraguay, Estados Unidos, Canadá (aunque no con 14 islitas del Caribe que se nutren de PetroCaribe). 4) Las instituciones son débiles. La fiscalía acusa de ilegítimos a 12 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); a su vez, estos acusan de desacato a la Asamblea Nacional, electa en diciembre 2015, con entera mayoría opositora;  y por supuesto, el Ejecutivo que interviene hasta en ámbitos que no son de su competencia.

Posible asonada

Maduro ha dicho que tras el suceso del helicóptero, se habla ya de un intento de golpe de Estado, ¿cómo consideras esta situación?

No está claro si los pilotos actuaron por propia iniciativa, aunque es lo más probable, o si estaban ligados a las fuerzas armadas rebeldes, que las hay en gestación.  Otra hipótesis apunta a distracción por el gobierno, lo cual no es muy creíble.

Urge una intervención

¿Cuál debería ser, en tu opinión. la reacción que debe tener la comunidad internacional ante la cuestión venezolana?

Solos no podemos lograr el cambio, ni aun con fusiles.  En los juicios de Nuremberg, 1946-1948, se establecieron varios nuevos paradigmas en doctrina penal internacional, que dieron lugar al Tribunal de La Haya: si un gobierno agrede a sus propios nacionales (los nazis a los comunistas, judíos e intelectuales alemanes), todo otro gobierno que ignore tales transgresiones consiente de facto el genocidio y violación de derechos humanos. También hay que destacar otro punto que es: la humanidad y su supervivencia civilizada fue lo que predominó en Nuremberg cuando cuatro naciones juzgan a otras dos (Alemania y Japón vencidas) y tal principio está más allá de disquisiciones acerca de la cantidad de muertos en Dachau o Bergen-Belsen, así habló el fiscal francés cuando arguyó acerca de los campos de concentración y las sentencias en función del número de gasificados por sus verdugos nazis.

Dicho de otra forma: hay lugar para que fuerzas internacionales intervengan en Venezuela: es nuestro propio ejército, ideologizado por la cubanería parásita, quien nos está matando.

Cansancio visible

¿Hay posibles indicios de que los propios bolivarianos están cansados de tantas presiones por parte de su propio gobierno?

El rechazo al gobierno, vía encuestas de 3 meses a la fecha y casi semanales, se ubica entre 7 a 9 de cada 10 personas.  Lógico inferir, como las encuestas transversales lo muestran, que más de dos terceras partes del chavismo (20 por ciento de la base votante nacional hoy en día) rechazan la coartada constituyente y el sojuzgamiento cubano del gobierno de Maduro.