Alejandro Gálvez Cancino

Ahora que recordamos a Rius, no debe olvidarse que en el año de 1964 reuní y organicé por temas la producción de los cartonistas más célebres en los medios periodísticos de la prensa progresista de aquellos años que publicaban en Política, El día, Siempre, Pueblo, Siglo Veinte, Sucesos para todos y algunos periódicos del Partido Comunista de México ( PCM) La primera exposición de Eduardo del Río, reunía sus cartones con los de Vadillo y Carreño. Sin embargo, más del 60 por ciento de tal exposición la ocupaban los de Rius

Ocupaba yo, entonces, la Secretaría de Asuntos Culturales de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales (ENCPyS), presidida por Francisco Soto Angli. Habíamos llegado a tal instancia en representación del alumnado por el Partido Estudiantil Socialista (PES), después de que nuestros compañeros Walter Ortíz Tovar y Ricardo Valero, militantes del PES y  también del PCM, quienes la habían encabezado en 1962 y 1963. Era el tercer año en que ese partido de unidad de los izquierdistas de la escuela, que habíamos organizado en 1961, vencía a los príistas, demócrata-cristianos y centristas, para presidir la Sociedad de Alumnos.

Durante aquel año de 1964 en la Escuela de Ciencias Políticas, solíamos informar al director Enrique González Pedrero de nuestras actividades a fin de solicitarle salones para nuestros conferenciantes o la utilización de espacios que usábamos para las muestras que presentábamos. Cuando le comunique que realizaríamos la primera exposición con los cartones de Rius, Vadillo y Carreño, se mostró reticente al decirme que la exposición no sería ninguna novedad para los estudiantes de la Escuela que solían leer los medios donde los moneros colaboraban. Le insistí que un gran número de estudiantes no era lector de tales publicaciones y que sus seguidores en los periódicos y revistas solían identificarse con sus creaciones y sentido del humor, y que la exposición reuniría una producción de varios años de forma temática. Al final aceptó y pronto las instalaciones de la Escuela fueron cubiertas con grandes cartulinas en donde pegué sus caricaturas en todas por las paredes del primer piso de la Escuela.  

Cuando invité a los autores de tales producciones a la inauguración de la exposición se sorprendieron de que sus dibujos tuvieran tal acogida y difusión entre los estudiantes universitarios, pero mayor emoción les produjo que su trabajo fuera expuesto sin que se les hubiera consultado para la realización del evento. Se entusiasmaron al ver que su labor de artistas críticos fuera reconocida por los jóvenes universitarios. Acudieron a la  inauguración los tres y la multitud de jóvenes congregada los agasajó con aplausos y pidiendo autógrafos, al tiempo que se retrataban con ellos. En los muros de la Escuela, sus caricaturas permanecieron por más de un mes y Rius, que para entonces publicaba El Mitote Ilustrado en las páginas de Sucesos para todos, volvió a visitar la muestra en dos ocasiones más en compañía de algunos sus colegas y familiares, y me agradeció el tiempo  dedicado a la difusión de su trabajo y el de sus amigos. De aquella exposición lo único que queda es una de las invitaciones que publicó la Sociedad de alumnos.

Vaya la presente rememoración al amigo y compañero Rius por su inquebrantable labor contestataria y revolucionaria en el arte, la difusión de las ideas progresistas y su producción de revistas y libros.