Con grupos enfrentados, el PRI realizó su XXII Asamblea, particularmente en la mesa donde se discutieron los estatutos, con un punto fundamental: la apertura de candados para que cualquier ciudadano simpatizante pueda convertirse en candidato presidencial del tricolor. Reforma al artículo 166 que pese a las protestas, se logró.

La protesta se inició con la participación del ex gobernador oaxaqueño Ulises Ruiz, quien advirtiera a los delegados reunidos en Campeche, que no se prestarán a Asambleas a modo, ya que la militancia priista “está hasta la madre” de las imposiciones en ese partido.

Resultó inútil, advierte a Siempre! el controvertido dirigente de la corriente Democracia Interna, “no escucharon el mensaje de la población, 5 millones de votos perdidos en los últimos dos años en las elecciones, un decrecimiento de priistas preocupante y un rechazo ciudadano a las políticas públicas que nos ligan al PRI, al gobierno de la república y a gobiernos estatales”. Total, los candados fueron abiertos, aunque se logró que los ciudadanos simpatizantes que buscaran la candidatura presidencial, se comprometieran con el programa de acción y la declaración de principios del partido.

Y es que los legisladores priistas de mayor peso político y conocimiento de las reglas del partido blindaron la mesa donde se discutieron los estatutos. Días antes el presidente nacional del tricolor había señalado que “los candados son cosa del pasado”. La eliminación de los candados es considerada una victoria del presidente Enrique Peña Nieto y de su grupo, ya que abre el abanico de los suspirantes presidenciales.

Siempre! charló con el priista oaxaqueño, vía telefónica.

Priistas improvisados e impuestos

¿Qué consecuencias tendrá abrir las puertas a candidatos simpatizantes?

Es inadmisible buscar un candidato que no tenga ningún compromiso con el partido. Somos un partido, no solo un instrumento, no un taxi como comentó Beltrones.

Un candidato que no conoce principios ni el proyecto de Nación, o tiene una propuesta diferente a la del partido inclinada hacia la derecha o la izquierda y que no cuadra con el proyecto del PRI, resulta un exceso. En el PRI tenemos militantes en todo el país, hombres, mujeres, que pueden representarnos en las diferentes candidaturas, y en la candidatura presidencial.

¿Cuál es la diferencia entre militante y simpatizante? ¿vale la pena para los priistas, que han cargado con los costos de serlo frente a simpatizantes que llegan sin compromisos?

Son priistas que normalmente no están en el partido, no lo conocen, resultan priistas improvisados, impuestos. Lo decía en la Asamblea, “la militancia en los estados está hasta la madre” de las decisiones cupulares.

Entiendo que Morena así funcione, que sea la voluntad de un solo hombre la que lo defina, pero el PRI debe evolucionar y no ver en la definición de un solo hombre o de una cúpula, que es la que decide las candidaturas y muchas veces no están acordes con la realidad. Algunos compañeros hicieron una crítica feroz a la consulta interna, porque nos dividía y yo les preguntaba si en los estados donde hubo elecciones en 2016 y 2017 y donde hubo imposiciones, si éstas no dividieron al PRI.

Perdimos en la mayoría de esas elecciones y donde ganamos tuvimos un decrecimiento de votos, incluso por circunstancias ajenas al PRI, como la división de los partidos opositores que se fracturaron y se fraccionaron y solo con los aliados como en el caso del Estado de México pudimos salir adelante con una diferencia mínima en donde se pierden más de 2 millones de votos tan solo en ese estado. Las imposiciones producen el alejamiento en la militancia, que ésta le dé la espalda al partido y se vayan a otros partidos.

 

Es más fácil ser simpatizante que militante

¿Cómo va a venir la convocatoria, abierta o cerrada? y si de esto dependerá el futuro del PRI

Vamos a seguir, la Asamblea era un momento espléndido para cambios pero se veía el amarre, la línea de no dejar pasar por ningún motivo la consulta. Recorreremos el país, hablaremos con los consejeros políticos nacionales, que es la instancia que sigue ahora para determinar el método.

Ahí hubo algunas expresiones que incluso simpatizan con la consulta, el propio Enrique Ochoa dijo que simpatiza con la consulta; veremos si en los hechos cumple o si siguen las designaciones verticales.

Vivimos una crisis, hay una altísima competencia, donde en varias encuestas —aunque no lo quieran reconocer— estamos en tercer lugar nacional. Tendremos una elección muy complicada. En Democracia Interna hemos impulsado que se elijan los plurinominales y que los que tengan las más altas votaciones ocupen los primeros listados en proporción al padrón de cada estado y no solo los estados que tienen más padrón sino en las entidades que arrojen más porcentaje de votación.

Abrir el PRI a la ciudadanía es lo que está de moda, es desplazar a la militancia sobre un simpatizante, que puede ser miembro de cualquier partido quien encabece la candidatura del PRI.

Debemos abrir el PRI a la defensa de las causas nacionales y no preocuparnos por romper los candados de la militancia, de trabajo, de entrega, porque se pierde toda la esencia de un partido, donde hoy es más fácil ser simpatizante que militante.

 

Las escisiones

Los dictámenes aprobados van ahora ante el Consejo político ¿qué escenarios tienen?

Vamos a votar hasta el Consejo Político la posibilidad de que se decida por la elección directa a simpatizantes y militantes pero también se lo he dicho al presidente del PRI, la lucha no termina. En el caso Democracia Interna constituyendo la corriente a nivel nacional y los comités estatales porque si no se logra en este comité nacional se logrará en el otro, no pararemos porque estamos seguros que en el momento en el que la militancia se empodere y la base decida, nos vamos a volver un verdadero partido político.

En esta Asamblea, no escucharon el mensaje de la población. Se dice, es una nueva forma de gobernar que estuvo muy de moda y que hoy es la generación de la vergüenza. La peor generación que ha habido del PRI por la improvisación, las imposiciones. Tenemos que sacudirla a pesar de las resistencias de quienes detentan los cargos de quienes definen, porque es una minoría que se ha apoderado de los órganos del partido.

Seguiremos luchando dentro del partido, sin ánimo de provocar una fractura pero siendo muy claros ante las simulaciones, ante los disfraces de una asamblea a modo. Se sacaron acuerdos a espaldas de la militancia, solo con grupos de un solo lado y de manera unilateral.

¿Ve en el escenario, escisiones?

Hay una fuga de priistas, algunos públicamente, otros lo hacen silenciosamente y es que hay oídos sordos a lo que está pasando.

Eso sucedió en 1988, la cerrazón del entonces presidente Miguel de la Madrid, del CEN del PRI, de no escuchar una expresión que disentía con la forma de actuar y de todo el aparato del partido, que provocó una de las escisiones más profundas del partido.

Hoy el escenario es diferente, la crisis en el PRI es más fuerte, el rechazo ciudadano a las políticas públicas que ligan al PRI es más álgida, un rechazo del 85 por ciento en algunas encuestas o más, en la alta competencia.

Vivimos un tiempo mucho más crítico, más complejo para el partido y hay expresiones muy cerradas a esa apertura o a conservar la tradición aquella de que el presidente dejaba sucesor en la historia y que funcionó en alguna época del partido y que hoy es retrógrada y arriesga al partido. El PRI es de la militancia, no de la cúpula, ellos ya se van el próximo año. Se van quienes hoy están decidiendo en el PRI, no son los dueños como para mandar al despeñadero al partido.

El PRI con su sola militancia no gana y si además ésta no apoya en su mayoría, resultará más difícil…

El PRI con su militancia y con sus simpatizantes puede ganar con el planteamiento de alianzas de partidos en los que coincidamos en el proyecto de nación. No son alianzas nada más para ganar elecciones sino cumplir con las expectativas de la gente.

¿Usted buscará nuevas opciones?, ¿saldrá del PRI?

No, seguiremos insistiendo, vamos a recorrer el país para hablar con los consejeros. Daremos la batalla en el Consejo Político, sé que es más difícil, que es más cerrado y tienen más controles de los órganos, pues se controla a través de los gobernadores, de las estructuras que aunque estén caducas, como se vio en sitios donde perdimos las elecciones, todavía sacan adelante propuestas de decisiones verticales. Seguiremos en la lucha, no tenemos prisa.