En la política mexicana muchas veces hemos vistos escenarios, acciones y determinaciones de los actores políticos que rayan en las ambigüedades del discurso y de los hechos, incluso se expresa que el lenguaje usado en estas lides es para unos cuantos iniciados en estas artes y, por consiguiente, se debe hacer un análisis de lo que los políticos quisieron decir.

Frases, historias y argumentos que literalmente escuchados nada dicen de lo que los oradores pretenden decir. Se trata de un doble mensaje o una línea oculta —entre palabras—, que lleva un fondo distinto a lo expresado.

Así tenemos que en el discurso de este gobierno se ha expresado una lucha y combate frontal contra la corrupción, se gastan grandes cantidades de tinta y espacios de radio, televisión y redes sociales, para que funcionarios, lideres gubernamentales y partidistas defiendan a capa y espada esta convicción de la transparencia y rendición de cuentas.

Por supuesto nunca dejan de lado los llamados para que las autoridades juzguen y sancionen con el mayor peso de la ley y el rigor institucional a los delincuentes, corruptos que han desviado y usado  los recursos del erario como si de su propiedad se tratara. Desafortunadamente son gritos en el desierto, más grave es que se trata de discurso hueco que pretende engañara la sociedad.

Cada día vemos más involucrados en actos de corrupción, de “gran corrupción” que vienen a ser superados por otros de mayor calado, ya sea por las cantidades o el alto nivel del funcionario involucrado. El mas reciente es el caso del exdirector de Pemex Emilio Lozoya que se encuentra involucrado en una acusación por haber recibido sobornos por mas de 10 millones de dólares de la empresa Odebrecht.

Ahora se sabe que esta empresa, durante el tiempo del mandato de Lozoya al frente de la paraestatal, recibió por adjudicación directa contratos de miles de millones de dólares, que según analistas expertos no se justificaba bajo ninguna circunstancia la asignación de estos recursos con esta figura jurídica.

Ahora la Procuraduría General de la Republica citó al exfuncionario para que declare sobre estas  implicaciones. Expresa la PGR que irá hasta las ultimas consecuencias, pero ¿alguien les cree?, por supuesto que nadie; se trata de funcionarios —tanto el investigado como la autoridad investigadora— que militan en el mismo partido político y de suyo se sabe que son personajes cercanos.

Cuanto al dinero de los sobornos, sirvió para la campaña presidencial y cuanto más llegó a otros funcionarios. Sin duda se trata de redes bien armadas para poder blanquear y usar los recursos. Es decir, este personaje no está solo ni actuó solo en una componenda ventilada por investigaciones periodísticas serias.

Cientos de casos de corrupción se han mandado al olvido, este correrá la misma suerte mientras en Mexico se siga usando la política del doble discurso.

@perezcuevasmx

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