Corea del Norte salta nuevamente a las primeras planas. Este lunes, realizó una nueva prueba balística que causó una mayor preocupación en la comunidad internacional, al grado que un gran número de países se sumó a un acto en solidaridad con Japón, país que fue el objetivo principal del misil que sobrevoló su territorio hasta caer en aguas del pacífico norte.

La preocupación es real, por si alguna vez habían cuestionado el poderío norcoreano, en esta ocasión tendrán que reconsiderarlo seriamente. El ejército norcoreano lanzó proyectil que recorrió 2,700 kilómetros, la mayor distancia que ha desarrollado los misiles norcoreanos hasta el momento. Su altitud fue de 550 kilómetros y puso en jaque a no sólo a Japón, que sobrevoló su espacio aéreo, sino a Estados Unidos; su principal aliado.

La reacción del primer ministro nipón, Shinzo Abe, por supuesto que no se hizo esperar y convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la cual se realizará este martes en Nueva York.

Estados Unidos advirtió por su parte que tiene puestas todas “todas las opciones” sobre la mesa. El presidente Donald Trump calificó la acción como “actos amenazantes y desestabilizadores que sólo aumentan el aislamiento del régimen norcoreano en la región y el resto del mundo”.

Sólo para que lo sepan: En 2012, el ejército norcoreano también lanzó otro misil Hwasong que sobrevoló exitosamente el cielo japonés, aunque en esa ocasión el gobierno de Pyongyang argumentó que se trataba de un cohete para colocar satélites en órbita. Se estima que su arsenal cuenta con misiles de largo alcance que pueden cubrir distancias mayores a los 11 mil kilómetros; lo que significa que el centro de Estados Unidos está a su alcance.