Jacquelin Ramos y Javier Vieyra

Como hace más de veinte años, el Tratado de libre Comercio de América del Norte ha vuelto a acaparar la mayoría de los ojos y los oídos en la vida pública mexicana; y el ámbito intelectual ha emergido de una manera simbólica en la discusión a través de la voz del cine nacional y la precaria situación en que se ha visto sumergido a partir de la entrada en vigor de dicho acuerdo. Y es que, en aras de la urgencia de que sea replanteado el papel del séptimo arte patrio, muchos especialistas e intelectuales han emitido sus opiniones y análisis al respecto; uno de los más reconocidos, José Antonio Valdés Peña, quien actualmente es Jefe del Departamento de Información en la Cineteca Nacional conversó en entrevista exclusiva para Siempre! sobre la situación actual de la pantalla grande en México, su realidad dentro del TLC y sus necesidades frente a la renegociación del mismo.

Al realizar un diagnóstico vigente de la situación de la industria del cine en México, el funcionario aseveró que en principio no se puede nombrar así, debido a que su producción, exhibición y distribución, no es completa, ni exitosa, ni mucho menos normal. “Como industria no existimos porque se produce demasiado para tan poca distribución y para tan nula exhibición. Un ejemplo de ello, es que realizan más de 160 películas terminadas durante el año, y el problema es que no se exhiben más de 34 o 35, así que hay producción, pero con mala distribución y una exhibición completamente amañada”.

Refirió que las causas de dicha problemática surgieron a partir de la implementación, en 1994, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ya que abrió una nueva forma de exhibición en México, dejando de lado organismos como la Compañía Operadora de Teatros S.A., Cotsa, que con la llegada del TLC, dejó de concentrar la mitad de los complejos de cine, así como su manera de regular la exhibición, por lo que el cine pasó a no ser parte de la “canasta básica”, es decir, dejó de ser accesible para las clases populares. “El TLC permitió que entraran empresas nuevas que tenían una idea muy diferente del negocio del cine; ahora lo que gira alrededor de la película deja más que la película misma. Ahora no hay un interés abierto por el cine mexicano, un cine mexicano que además sufrió una reducción a su mínimo con aquella crisis del 94”.

Detalló Valdés de manera precisa que desde el nuevo concepto que se introdujo a partir del TLC iniciaron desfavorables consecuencias para el cine nacional, ya que la idea de los nuevos empresarios hoy en día es darle más salas al cine norteamericano, que les brinda más ganancias. “Es una lógica congruente, la película que más pueda retribuir es la película que más salas debe tener, ellos están actuando como empresarios; lo que le pasó al cine mexicano con el TLC es que no hubo una excepción cultural, el cine mexicano no quedó protegido por las leyes para que esto no ocurriera. Antes del TLC el cine mexicano al menos tenía vista, salida y apoyo”.

Frente a la oferta de exhibición y mercado de Hollywood, las condiciones son de verdadera inequidad —dice Valdés— pues es totalmente visible al llegar a cualquier complejo de cines perteneciente al duopolio (Cinemex y Cinépolis), ya que en la mayoría de las salas predominan películas estadounidenses, y solo una queda para la película mexicana, probablemente con un horario nefasto, y sin promoción, de hecho, el propio sistema las va sacando para que no lleguen a su tope de taquilla y no se encuentren más en cartelera.

No obstante, a pesar del adverso escenario, Valdés Peña descartó que se trate de un complot declarado, más bien, el cine mexicano se enfrenta al poco interés de exhibir un cine que no deje dinero y a un contexto de desánimo en donde el séptimo arte se ve completamente como una actividad lucrativa, no como un legado o una expresión cultural.

Dentro del ámbito económico, el también comentarista en programas como La hora de opinar, destacó que las familias populares ya no van al cine, y quienes mantienen el negocio es la clase media alta, quienes ahora pueden pagar por un boleto de cine. “Curiosamente, el cine mexicano es el que más se consume dentro del mundo de la piratería. Es una clara señal de que la gente sí quiere ver cine mexicano”.

En aras de la renegociación del TLC, Valdés enumeró las cartas que México debe jugar respecto al cine, debido a que una anulación sería poco conveniente por los nexos comerciales que existen, además de que en el extranjero el cine mexicano sí se ve y sí se distribuye. Manifestó que debe construirse lo que él llamó “un frente común”, porque no es únicamente problema de la Secretaría de Cultura, más bien debe tener una renegociación en el sentido de hacer un estudio muy serio y reflexionar sobre qué fue lo que pasó en todo este tiempo. Después, encontrar la forma en que la gente seria de la comunidad cinematográfica y la gente de secretarías como Economía y Hacienda, intervengan en estos acuerdos.

Estamos convencidos sin duda alguna, de que el cine nacional sigue desprotegido ante los embates de producciones estadounidenses, señalo Valdés, al no haber sido sacadas del acuerdo, como sí lo hizo Canadá, país que se reserva la mejor manera de promover sus industrias culturales donde se contempla al considerado séptimo arte. “La lucha al interior del país será la más complicada de realizar, será necesario que haya una campaña de sensibilización del público para que vea cine mexicano, no únicamente comercial sino que vea toda la oferta. Hay que cuidar la parte del TLC, pero también la parte de adentro, la más preocupante por la corrupción, por el trabajo de sensibilización, y de hacer que el público mexicano se enamore de su cine”.