Diversos medios de comunicación publicaron que la señora Dominga Xóchitl Tress Rodríguez mantuvo una relación sentimental con el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, de quien fuera directora de Espacios Educativos del estado —cualquier cosa que eso signifique-.

Otras versiones señalan que el exmandatario veracruzano le regaló a Tress Rodríguez diversos inmuebles y, por lo menos, un vehículo de lujo, y de acuerdo con lo publicado inicialmente por la prensa, eso bastó para considerarla culpable de enriquecimiento ilícito.

Xóchitl fue detenida en Puerto Vallarta a fines de julio y trasladada a Veracruz, donde fue internada en el penal de Playa Linda, también llamado El Penalito, de donde salió el sábado 5 de agosto mediante una fianza de 40 mil pesos y la entrega de bienes por dos millones 900 mil pesos, gracias a una negociación en la cual se declaró culpable de enriquecimiento ilícito.

De este modo la acusada pudo abandonar la prisión, si bien quedó inhabilitada para los cargos públicos durante tres años, lo que resulta barato si de verdad era culpable. Cuando un periodista preguntó por qué había aceptado su culpabilidad, su abogado respondió que por “el escarnio público”.

La fiscalía acusaba a la señora Tress por un quebranto a la hacienda pública por ocho millones, pero salió mediante la entrega de bienes por dos millones 900 mil, lo que constituye una irregularidad. No ha quedado claro si la indiciada incurrió en tal quebranto en el desempeño de su cargo público, pues la versión más difundida es que el “enriquecimiento ilícito” de que se le acusa fue consecuencia de los regalos que recibió de Duarte.

De ser cierto que fue perseguida y procesada por recibir obsequios pagados con recursos del erario, habrá que establecer en la legislación que las personas beneficiadas por regalos de funcionarios públicos deberán someter al generoso amante o amigo a una auditoría, lo que se antoja estúpido, pero muy propio de “la justicia mexicana”.

Importa poco si Xóchitl y Duarte tuvieron relaciones íntimas, pues eso es asunto de cada quien. Interesa, eso sí, preguntarse si la detención de la citada mujer fue parte del circo que se ha levantado en torno del gordito exmandatario, pues mientras se detiene, procesa y libera a una mujer, a la otra, la esposa legal, se le permite salir al extranjero, y si bien le han sido congeladas las cuentas bancarias, hasta donde sabemos no hay orden de aprehensión contra ella ni ganas de molestarla. Algo no cuadra.