El pasado 20 de julio de este 2017, un equipo de forenses extrajo del cuerpo momificado de Salvador Dalí un pequeño mechón de cabello, uñas de los pies (me imagino para no afectar las manos del pintor) y dos huesos largos, pueden ser (fémur, cincuenta centímetros y tibia, cuarenta centímetros), todo esto para que dos meses después determinaran que Pilar Abel no era hija del pintor surrealista. Se cae la historia de la hija de Dalí, que surge, en un principio, causando extrañeza para los biógrafos y estudiosos de la obra del pintor (en el año de 2015, cuando es conocida y divulgada por varios medios de comunicación) sobre todo les parece extraña por la postura sexual y religiosa que mantuvo Dalí por más de veinte años (durante esos años, se supone, fue concebida Pilar Abel) y todos podemos ver esa postura o punto de vista plasmado por Dalí en algunas de sus obras: La ascensión de Santa Cecilia (1955), este lienzo fue creado en una época en la que respetaba a la Iglesia como la máxima institución religiosa, y que conjugaba con estudios sobre la materia, pues le apasionaba este tema. Otra pintura significativa es La tentación de San Antonio (1946), donde muestra su gran interés sobre lo sacro y los enigmas del catolicismo. Este cuadro fue pensado para que participara en un concurso que no ganó, mientras creaba otras obras para un filme de Alfred Hitchcock; pero la obra que lo marcó y que a la vez reinterpretó constantemente fue El Ángelus, de Millet, aseguraba se oculta un sutil vínculo con la castración y la muerte a través de la sexualidad. En el cuadro vemos a una pareja rezando en el crepúsculo, rodeados de una aura misteriosa y por obviedad han detenido sus labores para llevar a cabo sus prácticas espirituales; y Salvador Dalí en una de sus representaciones que hizo de esta pintura de Millet, crea una figura masculina de talla menor a la femenina, que para Dalí representó cierto poder femenino, pues al recibir el semen para crear un ser vivo, deja al hombre casi sin vida, lo compara con la mantis religiosa (insecto que devora al macho después de copular).

En fin, si observamos que Dalí tenía una forma muy peculiar de ver y vivir la vida, que además plasmó en sus pinturas, podríamos pensar que, antes de todos los estudios forenses, era ya increíble que Pilar Abel fuera su hija, y que el día de hoy se sabe que la historia de una hija de Dalí es surrealista, como todos los cuadros que pintó reinterpretando El Ángelus, de Millet.