Si algún ingenuo mexicano o estadounidense dudaba que el presidente de Estados Unidos de América (EUA), Donald John Trump, fuera racista (furibundo antimexicano con infinidad de fobias originadas por su absurda “pureza aria” que ha demostrado con su rigurosa selección de esposas nórdicas), solo bastaría que esas personas de buena fe leyeran los tuits y otros comentarios hechos por el mentiroso residente de La Casa Blanca sobre los recientes disturbios raciales propiciados por los supremacistas de Charlottesville, Virginia —que todavía defienden los ideales de los confederados esclavistas—, con saldo de varios muertos y heridos, en los que sugirió que ambas partes eran culpables de la violencia. La descarada declaración de Trump a favor de los sudistas fue aplaudida por bandas nacionalistas, aunque también recibió merecidas críticas en el espectro político local y, merced a la oportuna intervención de un comité antirracista de la Organización de Naciones Unidas, también de otras naciones extranjeras.

Ahora, a Donald Trump únicamente le falta el bigote a la Hitler. El indulto que acaba de otorgar al ex sheriff del condado de Maricopa (que incluye Phoenix), Arizona, Joseph Michael Arpaio (mejor conocido como Joe Arpaio), ha sido la gota que derramó el vaso. Incluso los dos senadores republicanos de Arizona, John McCain y Jeff Flake, criticaron duramente al mandatario por “perdonar” al autodenominado, en su momento, “el alguacil más duro de EUA”.

El indiciado afrontaba una condena hasta de seis meses de cárcel tras ser hallado culpable de desacato a los tribunales por un caso de discriminación racial. Para conceder el indulto Trump argumentó en un comunicado: “El sheriff Joe Arpaio tiene 85 años, y tras más de 50 años de admirable servicio a la nación, merece un perdón presidencial”…”Arpaio no hizo mas que su trabajo”. Se le olvidó mencionar al mandatario su antigua relación con el alguacil, que aparte de ser uno de los primeros en apoyar su candidatura presidencial, también uno de los personajes que apoyaron su propuesta para investigar si el acta de nacimiento de Barack Hussein Obama era fidedigna. Ahora es claro que Trump y Arpaio querían investigar si Obama realmente era estadounidense, no porque les interesara su nacionalidad, sino para impedir que un negro llegara a la presidencia de la Unión Americana. Son racistas, nada más, nada menos.

Al respecto, la ex tesorera de EUA, Rosario Marín, originaria de Ciudad Nezahualcoyotl, Estado de México, publicó un artículo en el periódico Milenio, titulado “Arpaio y el absurdo indulto presidencial” que dice: “Y un juez ordenó suspender sus métodos (de Arpaio)…, pero no hizo caso y fue juzgado por desacato y condenado a seis meses de prisión. No obstante, con base en la cláusula 1 de la sección segunda del artículo 2 de la Constitución de EU, que faculta al presidente para conceder indultos, su congénere Trump le ha regalado el perdón”.

El Federalista, compendio de artículos publicados por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay, proporcionan un profundo y extraordinario análisis sobre los fundamentos políticos y filosóficos que dieron origen a los preceptos de ley suprema estadounidense.”

“Ahí encontramos el principal argumento que justifica el poder de indultar confiado al Primer Magistrado: en épocas de insurrecciones o de rebelión haya momentos críticos en que un ofrecimiento oportuno de indulto a los insurgentes o rebeldes puede restablecer la tranquilidad en el país…”

“No creo equivocarme al inferir que el indulto fue concebido por los padres de la patria en un contexto histórico de guerra —de independencia— y como un instrumento para pacificar a la nación, pero de ninguna manera para beneficiar a corruptos y violadores contumaces de los derechos humanos”.

“Con su terrible y temeraria decisión, Trump atropella el espíritu de la Constitución, genera mayor zozobra e intranquilidad social ya sigue atizando el fuego del odio y la violencia”

Si nos atuviéramos al argumento de Trump para indultar a Arpaio simplemente porque dice que “hizo su trabajo”, el Presidente Harry S. Truman hubiera buscado la forma de perdonar a los jerarcas nazis juzgados en los Procesos de Nuremberg en 1945-1946, acusados de genocidio, porque todos esos criminales alemanes declararon que eran “inocentes” de lo que se les acusaba porque “solamente hacían su trabajo”.

Entonces la Humanidad hubiera tenido que convivir con los valedores de Hitler  condenados a la pena de muerte por ahorcamiento: Herman Goering, Joachim Von Ribbentrop, el mariscal Wilhelm Keitel, Ernest Kaltenbrunner, Alfred Rosenberg, Hans Frank, Wilhelm Frick, Julius Streicher, Fritz Sauckel, Alfred Jodl, Arthur Seyss-Inquart y Martin Borman. Todos hubieran sido perdonados. Como hace Trump con Joe Arpaio. La Humanidad jamás hubiera olvidado que los causantes del Holocausto nunca pagaron su imperdonable culpa.

Todo indica que tanto las declaraciones de Trump sobre los sucesos de Charlestonville como el indulto a Arpaio le costarán caro al mandatario. La reacción del imprevisible empresario a la violencia provocada en la ciudad de Virginia —que puso en el mismo nivel a los neonazis y supremacistas, por una parte, y a los contra manifestantes, por otro—, causó críticas  generalizadas en el partido republicano. Un tsunami de importantes senadores y representantes salieron a condenar las palabras de Trump, que llegó a decir que entre los supremacistas que gritaban “no dejaremos que los judíos nos sustituyan” había “gente buena” que solo querían proteger los símbolos confederados. Todo mundo supo que la posición del presidente decepcionó a parte de su círculo íntimo, incluidos su yerno, Jared Kushner, y su hija, Ivanka, ambos judíos.

Algunos analistas dicen que quizás Trump necesitaba mostrar un gesto para sus incondicionales —que aunque son menos, todavía son bastantes—, tras la salida del peso pesado del ultranacionalismo en la Casa Blanca, Steve Bannon, y sin victorias políticas pues todas sus promesas de campaña se le han cebado. Las críticas le han llovido desde la oposición y organizaciones de derechos civiles. Una de estas calificó el perdón a Arpaio como un apoyo al racismo, mientras que el diputado demócrata Rubén Gallego le tildó de “cobarde” por aprovechar el huracán que llegó a Texas para “indultar” a un ex sheriff racista”.

Otras voces republicanas como la del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, aseguró que “no está de acuerdo” con la decisión del mandatario, porque los altos funcionarios tienen la obligación de cumplir la ley y la responsabilidad de respetar los derechos de todos en Estados Unidos, “no debemos permitir que nadie piense que la responsabilidad se ha disminuido tras este indulto”.

Otros, como el senador demócrata de Vermont, Patrick Leahy, calificó como desalentador que Trump otorgara su perímetro perdón “a un fanfarrón egocéntrico que promovió las prácticas racistas de la ley y costó a los contribuyentes millones, esa es la razón por la que no lo reeligieron… Nuestro país necesita reunificarse y sanar. Pero esa curación no vendrá de un presidente que sólo explota divisiones y temores”.

Quizás la toma de distancia que hizo el secretario de Estado, Rex Tillerson, de las últimas declaraciones y decisiones de Trump fue la que más ha llamado la atención en todo el mundo. Rex dijo: “Representamos al pueblo estadounidense, su compromiso con la libertad y tratamiento igualitario, ese mensaje nunca ha cambiado”. Pero, ante  la pregunta: “Y los valores del presidente”, Tillerson contestó: “El presidente habla por sí mismo”.

Joseph Michael Arpaio (menos conocido como Joe Arpaio, descendientes de italianos que emigraron desde Nápoles, nació el 14 de junio de 1932, en Springfield, Massachusetts. Su madre murió al dar a luz. De joven se enlistó  en el Ejército Fue agente de policía y agente  de la DEA. Fue elegido sheriff del condado de Maricopa, Arizona, desde 1992 hasta 2016. Ha sido acusado de infinidad de casos de mala conducta como alguacil: abuso del poder, uso inapropiado de fondos públicos, negligencia al investigar crímenes sexuales, resolución irregular de varios crímenes, aplicación ilegal de leyes antiinmigración, violación de leyes electorales mediante la intimidación de votantes y de derechos civiles, etcétera, etcétera, etcétera.

La revista Harper´s, en una semblanza biográfica lo describe como un “amante esposo, padre orgulloso, megalómano, mentiroso y matón”.

Este es el pájaro de cuenta que indultó  el presidente Donald Trump. VALE.