El pájaro esta en el nido. Anónimo

Ahora resulta que a muchos de los que han sido acusados de espiar, especialmente actores relevantes del gobierno de la república, han sido víctimas de lo que tanto han sido señalados. Hace unos meses se descubrió que, mediante un virus informático —pegasus— inoculado en los teléfonos celulares de destacados políticos, periodistas, empresarios y activistas sociales, estos pudieron ser seguidos, escuchados y grabados.

Algo que no es nuevo en el mundo pero que sí constituye un grave daño y una afectación social, más grave si la principal acusación recae en el gobierno nacional, ya que el programa de espionaje se ha revelado que solo puede ser adquirido por gobiernos de países. A partir de ahí muchas cosas se han quedado en el olvido por parte de las autoridades que no han dado ninguna explicación y, mucho menos, han realizado investigaciones serias.

Los afectados de la sociedad civil se organizaron y crearon un frente amplio que les permitió manifestarse y exigir cuentas a las autoridades, sin embargo, todo quedó solo en expresiones de enojo y disgusto. Pero hasta ahí no pasó nada.

Ahora las aguas se agitan nuevamente con la presentación de una lista de espiados, atribuidos al exgobernador de Puebla. Donde se encuentran políticos y líderes sociales locales y nacionales. Lo que llamó la atención sobremanera es que en esa lista se encontraron nombres de altos funcionarios del gobierno federal, algunos responsables de las instancias gubernamentales encargadas de áreas de inteligencia y seguridad nacional.

Los acusados de espionaje resultaron espiados. Todo queda en acusaciones que aparentemente no pueden ser probados, al menos por los espiados de la sociedad civil, es su palabra contra la de las autoridades que ostentan el monopolio y el control de las instancias gubernamentales. Un juego perverso fácil de enmascarar.

En el caso de espías contra espías se generará una batalla encarnizada y ganará el que tenga más capacidad de usar la tecnología más moderna y las acciones mas fraudulentas. Al final un enorme cochinero que terminara salpicando a todos.

El fondo que no se debe de perder de vista es que el espionaje se trata de un delito que debe perseguirse y castigarse por la autoridad penal. Además de que se trata de una violación grave a los derechos fundamentales de intimidad e inviolabilidad de las comunicaciones privadas.

No podemos olvidar que el fin de espiar constituye allegarse de información reservada, vida privada, problemas de los espiados que pueden generar rentabilidad política e insumos para tacar a los adversarios y a los personajes incomodos que no están de acuerdo con el gobierno o que se oponen a este.

Espiar, el arma que se usa para intimidar, presionar y doblegar. Desafortunadamente se ha vuelto parte de lo cotidiano. Pero no debemos permitir que esto suceda. Aun cuando los espías también sean espiados.

@perezcuevasmx

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