En 2016, Mónica García Villegas, directora del Colegio Enrique Rébsamen, construyó un departamento que contaba con jacuzzi, bañera y pisos de mármol ubicado en el cuarto nivel del plantel que colapsó el pasado 19 de septiembre y que dejó un saldo de 26 personas fallecidas, entre ellos 19 menores y siete adultos, aseguró el diario El Universal.

Dentro de la administración delegacional de la morenista, Claudia Sheinbaum el cuarto piso fue modificado entre septiembre de 2015 y diciembre de 2016. En una comparación de imágenes del plantel de entre 2009 y 2016 se observan los cambios en el edificio, los cuales incluyen una estructura de madera, que se observa a simple vista, sin que alguna autoridad de la delegación realizara verificación.

Sheinbaum aseguró que al plantel se le impusieron clausuras en 2010 y 2014 por las obras que realizó, ya que comenzaron los trabajos sin la manifestación de construcción correspondiente. Detalló que en sus archivos no tenían conocimiento ni documentación referente a la terraza o a la estructura de madera con la que contaba el departamento.

Ante el sismo del 7 de septiembre de 8.2 de magnitud, autoridades delegacionales se presentaron al plantel para hacer una revisión y determinar que no tenían daños estructurales que pusieran en peligro la vida de los alumnos.

Otras de las irregularidades del Rébsamen se presentaron durante los años 2015 y 2016: las autoridades delegacionales no hicieron las supervisiones que debe de hacer cada año a la escuela para aprobar el Programa Interno de Protección Civil del plantel. Este programa establece las acciones a realizar en caso de alguna contingencia.

El 29 de diciembre de 2009, el colegio fue clausurado por la entonces administración del delegado perredista, Higinio Chávez, por no presentar el mencionado programa. Cuatro años más tarde, el 4 de diciembre de 2013, el plantel volvió a ser clausurado por las autoridades a cargo de la perredista Maricela Contreras, luego de que le rechazaron su Programa Interno de Protección Civil.

En septiembre de 2016, en la administración de Sheinbaum, vecinos denunciaron que derivado de las actividades escolares en la zona se registraba un desorden vial que afectaba la circulación y que no contaba con la matrícula para funcionar como secundaria.

El 25 de octubre llevó a cabo la inspección física de la escuela y la propietaria, Mónica García Villegas, no exhibió el permiso de uso de suelo ni dictamen de impacto urbano ambiental; posteriormente presentó una constancia de uso de suelo por derechos adquiridos falsa, la cual correspondía a un propiedad ubicada en la delegación Iztapalapa.

El Instituto de Verificación Administrativa (Invea) exhortó a García Villegas a que cerrara el colegio hasta en tanto no regularizara la documentación sobre el uso de suelo. El colegio siguió con la puertas abiertas sin que la autoridades hicieran algo para cerrarla o sancionarla por las faltas en materia de construcción y protección civil.

Rébsamen era apto para sismos

Entre 2014 y 2017, tres Directores Responsables de Obra (DRO), con registro ante el Gobierno de la Ciudad, aseguraron que el Colegio Rébsamen era apto para aguantar sismos, reveló el diario Reforma.

En 2014, el arquitecto Mario Velarde Gámez firmó una responsiva en la que avalaba que el edificio no tenía daños estructurales y que el comportamiento de su cimentación en las pruebas de carga era satisfactorio. En tanto, el ingeniero Francisco Arturo Pérez Rodríguez, director corresponsable de seguridad estructural, firmó un dictamen pericial en el que afirmaba que, tras hacer una inspección ocular, pudo constatar el buen estado del edificio. Con esta documentación, la propietaria del colegio obtuvo, en septiembre de 2014, un certificado de seguridad estructural de la Delegación Tlalpan, con cinco años de vigencia.

En junio de 2017, otro director Responsable de Obra, Juan Apolinar Torales Iniesta, firmó una responsiva para hacer el trámite de “Aviso de visto bueno de seguridad y operación” de los dos predios en los que se ubicaba el plantel: Rancho Tamboreo 11 y Rancho Tamboreo 19.

Enrique Rébsamen acababa de cumplir 33 años, tenía un permiso para operar sólo como Jardín de Niños y “dos departamentos en cuatro niveles”. En 1984, obtuvo una licencia de ampliación, para la construcción de un “local de especialidades en tres niveles” que operó durante muchos años como un taller de autos, según vecinos.

En 1990, los propietarios tramitaron una constancia de zonificación de uso de suelo para operar como secundaria. Para 2003, tuvieron otro certificado de derechos adquiridos ante la entrada en vigor de un nuevo Programa de Desarrollo Urbano, argumentando que sus licencias para operar como escuela databan de fecha anterior a la entrada en vigencia.