Una vez más queda al descubierto la corrupción que existe en el ramo de la construcción. Tras el sismo del 19 de septiembre por lo menos existen 7 mil 649 edificios que presentan algún tipo de daño, 321 de ellos están bajo una condición de grave riesgo, la constante son las irregularidades que presentan en su edificación, o bien en el otorgamiento de los permisos para su construcción.

Pese a que en la Ciudad de México existe un procedimiento legal para poder construir, hay muchos inmuebles que no cumplen con todos los requisitos y aún así concluyeron su edificación. Hoy muchos de ellos colapsaron o están en grave riesgo. Edificios con prácticamente nuevos se han venido abajo poniendo en riesgo tanto a sus habitantes como a los vecinos de sus alrededores.

Primeros requisitos para construcción

* En primer lugar se debe presentar ante la Ventanilla Única de cada delegación una manifestación de construcción.

* Contar con el permiso de uso de suelo que emite la Secretaría de Desarrollo Urbano (Seduvi).

* Presentar los impactos urbanos que causará la obra y el visto bueno del Director Responsable de Obra (DRO).

* Cuando la construcción se realiza en alguna zona de conservación, es necesario tener permisos especiales, como el de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema).

En caso de que alguna obra presente alguna anomalía, el Instituto de Verificación Administrativa (Invea), así como las delegaciones deberán clausurar y parar las construcciones.  Tanto Seduvi como Sedema serán los encargados de sancionar a quienes violen los reglamentos.

Nuevo León 238, ejemplo de corrupción

De acuerdo a declaraciones presentadas por el periódico El Financiero de Rafael Guarneros, presidente del Comité Fundacional de la Asociación de Vecinos de la colonia Hipódromo, tan sólo en esta colonia existen por lo menos 26 inmuebles que presentan irregularidades en su construcción. Un ejemplo es el edificio de nueve pisos y un helipuerto de la calle de Nuevo León 238.

Tras el sismo, la edificación para oficinas ocasionó daños estructurales en dos edificios habitacionales dejando a cerca de 40 familias sin sus viviendas. Sin embrago, las irregularidades se hicieron presentes desde su edificación. A principios de año, vecinos presentaron ante la delegación y el gobierno de la CDMX una solicitud para que fuera demolido ante el riesgo que representaba.

A pesar de no contar con el permiso de Aeronáutica Civil ni de uso de suelo expedido por la Seduvi y de encontrarse en una zona dónde está prohibida la construcción de helipuertos por el Programa Parcial de Desarrollo Urbano de la delegación, éste se construyó.

Para José Ávila Méndez, investigador en la Facultad de Arquitectura de la UNAM y también miembro del Comité Asesor de Seguridad Estructural del GCDMX, este edificio contaba con columnas que eran más pequeñas en comparación con la carga por lo que hasta sin un sismo se podía caer.