A la par de la destrucción inmobiliaria y las irreparables pérdidas humanas, el sismo que el pasado 19 de septiembre azotó el país dañó severamente numerosos recintos considerados patrimonio histórico y cultural. En la Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y Tlaxcala se tienen registros de importantes afectaciones sufridas sobretodo en templos y exconventos que representan y resguardan valiosos acervos artísticos. Es el otro rostro de la tragedia que vive actualmente la nación.
Acerca del escenario que enfrentan el INAH y la Secretaría de Cultura, que recientemente declaró que la suma final de los daños asciende a 1,500 sitios afectados, así como de las medidas a implementar para rescatar y conservar la riqueza centenaria que poseemos, Siempre! conversó en entrevista con Alan Arriola Padilla, líder brigadista y activista defensor del patrimonio cultural en México.
Arriola, quien desde el 19 de septiembre se convirtió en jefe de una brigada de rescate, se enfocó en recorrer y registrar los recintos históricos con daños en la Ciudad de México y el estado de Morelos, por lo que observó de cerca los graves deterioros que ha sufrido el patrimonio mexicano.
”Es un panorama desolador, estamos hablando de más de 1,500 inmuebles con daños después del sismo del 19 de septiembre, según cifras confirmadas del INAH, aunque deben ser muchos más. En cuanto al estado de Morelos, se estima que más de la mitad de sitios y monumentos que se encuentran catalogados, en la misma institución, presentan alguna afectación. Algunas muy severas como es el caso del templo y exconvento de San Juan Bautista en Tlayacapan que data del siglo XVI, aunque todos los inmuebles que conforman la llamada Ruta de Conventos de Morelos se encuentran aquejados.”
Destacó que en el caso de Puebla, específicamente en Cholula, las pérdidas son especialmente dolorosas debido al entrañable simbolismo histórico que representaban, como los dos torreones del templo de la Virgen de los Remedios que se localiza sobre la icónica pirámide prehispánica que domina la zona o el bello templo de San Francisco en el Centro Histórico de la ciudad.
En el Estado de México, enumeró el activista, recintos en Amecameca, Chalma, Malinalco y otras localidades también han recibido los embates del desastre; esto sin dejar de lado los reportes que se han tenido de que el templo de Santa Prisca, en Taxco, también presenta detrimentos. Todo ello, aunado a la catástrofe con la que ya se contaba a partir de los sismos de la primera mitad de septiembre en Oaxaca y Chiapas.
Ninguna grieta debe quedar sin atenderse
En la Ciudad de México, lo más notable es el derrumbe de la cúpula del templo de Nuestra Señora de los Ángeles, con varios siglos de antigüedad, no obstante, iglesias de Xochimilco como la de San Bernardino de Siena fueron también muy golpeadas; así como el derrumbe de una de las esculturas de las virtudes teologales de Tolsá que coronaba el reloj de la Catedral Metropolitana, asevera el especialista.
“Nos encontramos con fisuras y grietas en La Profesa, Santo Domingo y Nuestra Señora de Loreto. En el templo de San Juan Bautista en Coyoacán perdimos la cruz de una de las torres al igual que en el Museo de la Cancillería.”
Enfatizó que “aunque los daños no sean visibles o nuevos”, el debilitamiento de estructuras en los centros históricos de la ciudades es algo que no podemos dejar de ver, y templos como el de Loreto, que presentaba ya serios problemas, agravaron más su situación.
Respecto a la naturaleza y las causas de los daños presentados, dice Arriola, que en la mayoría de los casos se trata de fisuras y grietas de relativa magnitud en diferentes zonas de las estructuras, tales como las cúpulas, las fachadas, los muros y las torres, sin olvidar los derrumbes que no son pocos. Así mismo, subrayó que, si bien algunos no son necesariamente graves o representan poco riesgo humano, ninguno debe quedar sin atenderse.
“Es muy curioso el hecho de que algunas estructuras del siglo XVI, a pesar de la fuerza del sismo, pudieron tolerar el movimiento telúrico, lo único que se destruyó de ellas fueron aditamentos que se les adicionaron en siglos posteriores y que no eran congruentes con los materiales originales”.
Esto es un claro ejemplo, asegura el actor social, de que el mantenimiento y cuidado de los inmuebles históricos sigue sin ser un punto de importancia en las agendas de los organismos que deberían resguardarlos; es decir, obviamente influyeron la antigüedad, la fuerza del fenómeno natural, el tipo de suelo, pero “hay muchos daños que pudieron haberse evitado con una acción preventiva adecuada”.
El futuro incierto de nuestro patrimonio
Mientras carga en su auto numerosas herramientas y cajas para partir a prestar su ayuda nuevamente en Morelos, Arriola Padilla no vacila en declarar que el futuro es incierto, ya que a pesar de que México cuenta con calificados especialistas de diferentes instituciones como la UNAM y el INAH, a través de una escuela como la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, el apoyo que se les brinde mediante tecnologías y recursos financieros será determinante para lograr enfrentar la desgracia con éxito y recuperar y reconstruir el patrimonio afectado, aunque la experiencia en el rubro destaca que, “sin una cuantiosa inversión privada, pocas son las expectativas”.
“El INAH ha declarado que requiere de emergencia para responder a las afectaciones, aproximadamente, 1,200 millones de pesos. Es una cantidad justa, pero muy exorbitante en el sector de la cultura en México si consideramos que representa 10 por ciento del presupuesto que se le otorgó a la Secretaría de Cultura en este 2017, y venimos de un recorte de más de 20 por ciento en comparación con lo que se recibió en 2016, debo decir que el panorama no se visualiza mejor para 2018 ni para cubrir lo que se requiere en este momento de emergencia. Espero equivocarme.”
Unir brazos para rescatar la memoria
Respecto a la reciente postura del Instituto Nacional de Antropología e Historia en donde se establece que no será demolido ningún inmueble, Arriola celebró la decisión, debido a que el gobierno demuestra que tiene un poco más de conciencia respecto al patrimonio histórico y cultural, y no se precipita en determinaciones poco inteligentes y salvajes que desdeñan y destruyen para siempre una riqueza irreparable, como ha ocurrido en numerosas ocasiones del pasado. Sin embargo, destacó que se requerirá de un gran esfuerzo en conjunto con la sociedad y muchas medidas para restablecer la respectiva normalidad en el ámbito.
Asegura que la sociedad civil, a la par del gobierno, también ha aprendido a apreciar un poco más su patrimonio y ha utilizado tecnologías como las redes sociales para difundir lo que está pasando.
“El gobierno, sin lugar a dudas, debe unir brazos tanto con sociedad como con instancias de la Arquidiócesis de México, debido a que, a pesar de que tenemos daños en museos y zonas arqueológicas, la mayoría se presentan en recintos de fe católica, y no olvidemos que, dentro de nuestro orden constitucional, el Estado mexicano y la Iglesia católica son responsables de ellos, sea por su función o por su importancia histórica y cultural”.
Agregó que una ventaja con la que se cuenta —aunque tal vez políticamente incorrecta— reside en el hecho de que en Puebla, Morelos y zonas como Xochimilco todavía se mantienen una buena cantidad de feligreses que representan un capital humano importante, pues pueden ayudar con convicción a resguardar los sitios del saqueo de arte sacro y a que su recuperación sea acorde con la anatomía original del inmueble. Por lo que Arriola hace un llamado a la solidaridad de la población mexicana.
“Es muy importante que se cubran todos los ángulos. Es de primer orden salvar vidas, recuperar hogares y cubrir necesidades básicas, pero no debemos dejar atrás nuestra memoria y la riqueza que como país poseemos en cuestión de monumentos y recintos. Esta tragedia ayudará a que los protejamos y queramos más, y a tener el antecedente de que los podemos perder para siempre si no hacemos algo por ellos; son una parte fundamental de nosotros como sociedad”, concluye Alan Arriola.