“Todos somos humanos, ¿por qué nos hemos dividido en el nombre de la religión, de la nacionalidad o del color de la piel?”, cuestionó la Nobel de la Paz 2014,  Malala Yousafzai, durante su visita en México, país con el que inicia su gira por América Latina de su viaje Girl Power Trip.

En abril, Malala comenzó este recorrido con el objetivo de escuchar a niñas de distintos países, reunir sus historias y llevar sus mensajes directo a líderes mundiales. Según información ofrecida por el Fondo Malala, organización oficial liderada por la activista, en cada país y comunidad 130 millones de niñas están fuera de la escuela por diferentes razones.

“Con frecuencia hay muchos desafíos para las mujeres y otro problema es que las mujeres no avanzan, no creen en sí mismas, las mujeres y las niñas tienen que creer en sí mismas, creer que pueden hacer todo, alguna vez yo dije que los hombres y mujeres son iguales, pero son más poderosas que los hombres”.

De acuerdo a la información América Latina es también la única región en el mundo donde el matrimonio infantil está aumentando en lugar de disminuir. En México, una de cada cuatro niñas se casará antes de cumplir 18 años – el 90% de estas niñas no regresan a la escuela. Demasiadas niñas, de 12 o 13 años en las zonas rurales, se ven obligadas a casarse temprano debido a la pobreza, la presión de sus padres o porque creen que es su única opción en la vida.

“No tiene por qué ser así. La educación da a las niñas las habilidades que necesitan para perseguir sus metas y elegir su futuro para sí mismos”, agregó la joven paquistaní durante su primera charla frente a más de 3 mil jóvenes alumnos del Tec de Monterrey, donde también reflexionó sobre las barreras que el mundo se ha impuesto en el mundo, como el muro fronterizo que el presidente estadounidense Donald Trump proyecta erigir.

“Hay gente en algunos países que es tan ignorante, tan dura en sus políticas y comentarios acerca de los inmigrantes. No tratan de entender el sufrimiento por el que están pasando, las razones por las que dejaron sus países”.

De igual manera exhortó a los jóvenes a emprender y alzar la voz para generar un cambio, poniendo como ejemplo su tenacidad: “los talibanes tenían miedo a la educación, la voz de una niña de 11 años los asustó, eso demuestra que las acciones que emprendan van a generar un cambio, quizá no lo noten, pero harán un cambio significativo”.

Por otro lado, ya instalada en la ciudad capitalina, la protagonista de Yo soy Malala (2013) y Malala. Mi historia (2015), se reunió con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y trataron temas de educación. El Presidente Peña Nieto se comprometió con la Fundación Malala para trabajar juntos por el empoderamiento de las mujeres.