El pasado 30 de agosto, el presidente Enrique Peña Nieto declaró que en México la economía familiar se había fortalecido en el último año, pues según datos del INEGI, el ingreso promedio por hogar es de 46,521 pesos, lo que en términos relativos representa un aumento de 2.1 por ciento respecto de 2014. Un dato que los organismos oficiales presentaron como un gran logro es que, gracias a remesas, donativos y programas sociales, el ingreso de los más pobres no es de 6 pesos, sino de ¡25 pesotes diarios!, suma que debe alcanzar para la alimentación familiar, el transporte, el alquiler de la vivienda, ropa y lo que se ofrezca. Lo anterior explica que un millón de hogares vean a uno o más de sus miembros lanzarse a robar o a pedir limosna, cuando no a poner a sus niños a trabajar.

Pero si 10 por ciento de la población más pobre recibe 25 pesos diarios, no mejora sustancialmente el ingreso en los deciles siguientes, pues la mitad de los mexicanos percibe menos de cien pesos por día, en tanto que en el otro extremo, la décima parte de la población, la de mayores ingresos, percibe cada día 512 pesos, de los cuales 65 son de subsidios, contra solo 9 pesos que reciben los más pobres por el mismo concepto. En buen romance, eso significa que los más ricos son los más subsidiados.

De acuerdo con el INEGI, 30 por ciento de los hogares más ricos concentra 63.3 por ciento del ingreso total, contra 8.9 que llega al bolsillo del 30 por ciento más pobre. Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) —que se basa en las cifras del INEGI— dice que solo 43.6 por ciento de los mexicanos es pobre. ¿No es maravilloso?

Para el Coneval, solo 9.3 millones de mexicanos son los que no tienen para la canasta básica. Pero ocurre que aun si pudieran adquirir la llamada canasta básica de todos modos sus familias seguirían en la inopia, padeciendo desnutrición y hacinamiento y muriendo de enfermedades curables, pues el doble o el triple del ingreso de los mexicanos más miserables no alcanza para maldita la cosa.

El estado con más alto ingreso es Nuevo León, con 87 mil 653 pesos anuales por piocha, contra 23 mil 258 de Chiapas, que está en el último lugar. Sin embargo, la entidad neoleonesa registra la mayor desigualdad, pues tiene el más alto coeficiente de inequidad económica. Pero hay una buena noticia, las ganancias de los bancos aumentaron 23 por ciento, de donde se deduce que si cada mexicano establece un banco, seguramente saldrá de pobre.