Desde que Donald Trump asumió el poder en Estados Unidos, no se ha cansado de advertir que tomaría nuevas medidas respecto a México y Cuba. Con el primero, se ha empeñado en construir un muro fronterizo para detener la migración, aunque con Cuba no puede hacer lo mismo, al menos sí puede cerrar la embajada estadounidense en La Habana, misma que había sido reabierta en julio de 2015, tras más de medio siglo de enemistades.

En este caso, la Casa Blanca argumenta que su personal en la sede diplomática sufre de náuseas, mareos, y pérdida de capacidad auditiva. Señaló que hasta el momento van 21 miembros del cuerpo diplomático que se encuentran en esa situación. Incluso colegas de la embajada canadiense también han reportado los mismos malestares.

Aunque ya son varios los senadores que han pedido el cierre de esa sede diplomática, El secretario de Estado, Rex Tillerson, no ha querido dar el paso y ha declarado simplemente que está evaluando la medida. “Es un asunto muy serio en relación a la salud de ciertos individuos”, en referencia a los diplomáticos afectados.

El gobierno cubano ha negado cualquier relación con los incidentes, aunque se sospecha del uso de armas auditivas, una especie de dispositivo sonoro empleado contra manifestantes y piratas en el Mar Indico. Durante la Guerra Fría, la embajada estadounidense en Moscú también sufrió un caso parecido de radiación que molestaba al personal diplomático, pero no causó daños de salud. Según la revista “Newsweek” esto ha hecho ahora que el principal sospechoso de esta acción sea la Embajada de Rusia en La Habana.