Uno de los sectores con mayor potencial y que deben significar un área estratégica para el crecimiento de México, tanto en el presente como en el futuro, es sin duda el sector primario. Además de ser proveedor de los alimentos necesarios para el consumo humano, materias primas para la industria y generador de empleos directos e indirectos, estas actividades representan una gran oportunidad en temas como comercio, exportación e inversión, por mencionar algunas.

Ante la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá, el tema cobra mayor importancia, debido a los alcances que el sector tiene en otros aspectos como la agroindustria, la integración de los pequeños y medianos productores en las cadenas de valor, la dependencia alimentaria, los granos, y las controversias comerciales, entre otros.

Recientemente, México y Estados Unidos llegaron a un acuerdo respecto al conflicto del azúcar, donde el vecino país del norte nos acusaba de prácticas dumping y en algún momento se aplicaron aranceles (como ha sucedido con otros casos como el atún o el aguacate). Luego de más de dos años de disputas, se llegó a un acuerdo en el que México disminuyó su cuota de exportación de azúcar refinada a ese país y aumentó los envíos de azúcar cruda, lo cual representa una ventaja para los industriales de Estados Unidos que generan el valor agregado en su territorio. Nos cambiaron el juego de exportador de producto manufacturado a exportador de materia prima.

La agroindustria se convierte entonces en un tema de gran importancia para el campo mexicano; surge la preocupación de ser solo productores y exportadores de materias primas, constituyéndose en commodities sujetas a los altibajos del mercado; o bien incorporar valor a los productos que produce el campo e involucrar a los campesinos en la pequeña y mediana industria en esa cadena de valor.

Para dimensionar el valor de las actividades primarias, de acuerdo con datos de las cuentas nacionales del INEGI, este sector aportó en promedio 3.4 por ciento del valor total de la economía en los últimos cinco años y tan solo el año anterior tuvo una tasa de crecimiento de 3.6 por ciento, dinamismo superior al PIB nacional que creció 2.3 por ciento.

En la parte exportadora, cifras del Banco de México señalan que las ventas de productos agropecuarios han crecido 383 por ciento de 1994 a 2016 y estas alcanzaron un valor de 14,672.3 millones de dólares; de esta forma, la balanza comercial resultó deficitaria en 3,204 millones de dólares. La situación cambia cuando agregamos al comparativo las ventas de productos agroindustriales que prácticamente se duplican.

La exportación agropecuaria y agroindustrial sumó el año anterior 28,971 millones de dólares y muestra un crecimiento de 544 por ciento de 1994 a 2016; es decir un aumento de 8.8 por ciento promedio anual. Con estas cifras, nuestra balanza comercial agroindustrial es superavitaria en 3,175 millones de dólares.

Los productos del campo y la agroindustria tienen una gran interacción con otros sectores, con el transporte, el comercio, las industrias químicas y de preparación de alimentos, la manufactura de envases y enlatados, detonantes del crecimiento del mercado interno. México destaca en productos como cervezas, tequila, pan de caja, alimentos, entre otros, además de atraer inversión y ser generadores de empleo.