Aferrados a su capricho personal, Alejandra Barrales y Ricardo Anaya, líderes nacionales del PRD y PAN, respectivamente, se mantienen firmes en su propósito de conformar un frente opositor con miras al 2018, aunque a estas alturas ya se les hizo bolas el engrudo por completo, porque ahora ya no saben cuál es su objetivo principal: echar al PRI de Los Pinos, impedir que Andrés Manuel López Obrador gane la Presidencia de la República o que Margarita Zavala de Calderón haga implosión más temprano que tarde y que se quede a la mitad del camino rumbo a la elección del año próximo.

Según este par de dos, a los que ya se les sumó el oportunista de Dante Delgado con su caja chica llamada Movimiento Ciudadano (MC), lo que traen entre manos es crear un “frente ciudadano antisistémico” encaminado a acabar con la corrupción y no una alianza electoral como muchos malpensados creemos. Aunque, si nos ponemos flexibles con estos personajes, podríamos concederles el beneficio de la duda siempre y cuando nos presenten un proyecto concreto y tangible de lo que pretenden hacer con su insano ménage à trois, y no nada más nos salgan con vaguedades y evasivas cada vez que se les cuestiona cómo piensan fundamentar y justificar la unión de entes políticos diametralmente opuestos en filosofías y objetivos.

Además, no nos hagamos tontos, ¿quién podría creer una sola palabra que salga de la boca de Ricardo Anaya, un personaje cuya credibilidad está prácticamente a ras de suelo? Cualquiera con un par de dedos de frente sabe muy bien que el queretano se valdrá de todos los recursos que tenga a la mano para adjudicarse la candidatura blanquiazul a la Presidencia de la República, y cuando me refiero a recursos que tenga a la mano, quiero decir que el exachichincle de Gustavo Madero Muñoz y Francisco Garrido Patrón desplegará todo tipo de mentiras, engaños y artimañas para engatusar tanto a panistas como a perredistas y ahora a naranjas. ¿O a poco creen que el otrora chico maravilla del PAN va a permitir que este frente (dizque) opositor sea representado en las urnas, digamos, por alguien como Miguel Mancera, Rafael Moreno o Margarita Zavala? ¡Sí, cómo no!

Pero si de cadáveres políticos hablamos, también habría que ponerle especial atención al pe-erre-de, un partido que a últimas fechas se ha caracterizado por dos cosas: 1) Por el preocupante chaqueterismo que han mostrado muchísimos de sus militantes, los cuales descaradamente se han calzado la camiseta del partido del sol azteca y la de Morena para operar a favor de Andrés Manuel López Obrador. 2) Porque a la hora de trabar alianzas, precisamente con el PAN, para lo único que han servido es para ponerse de tapete para que los albiazules saquen la mejor tajada de esta mal llamada coalición. Por lo tanto, para esos pocos perredistas de cepa que todavía quedan por ahí, asumo que no deben estar nada contentos con el entreguismo de la señora Barrales, a quien por cierto le urge un curso intensivo de qué características debe tener un partido de izquierda.

La reciente visita de Alejandra, Ricardo y Dante a la sede del Instituto Nacional Electoral (INE), según ellos para oficializar su falso amasiato, está muy lejos de ser una intentona por esbozar un posible gobierno de coalición. Nada de eso. Únicamente se trata de un desesperado esfuerzo conjunto de este trío de tres por demostrar que ellos son los dueños de sus partidos, lo cual está muy lejos de ser cierto.

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