Para no quedarse atrás en el juego de la simulación, todos los partidos políticos aceptaron la propuesta ciudadana de renunciar a las millonarias prerrogativas que reciben; algunos salieron de inmediato a decir que aceptaban el reto, como Andrés Manuel López Obrador, los integrantes del Frente dijeron que ellos se sumaban con el 100 por ciento y el PRI propuso eliminar los plurinominales.

Punto número uno —y el que probablemente jamás se olvide— fue la sociedad civil que, al ver la catástrofe que dejó el pasado sismo del 19 de septiembre, exigió que los miles de millones de pesos destinados a los partidos políticos pasaran a formar parte del fondo de ayuda a los damnificados y para la reconstrucción de los daños.

Segundo, todos los partidos se sumaron, no hacerlo habría significado el repudio social y probablemente una gran derrota en las urnas.

Sin embargo, ahora viene el gran reto: ponerse de acuerdo. Y es que cada partido político propuso una idea distinta, Morena habla de la creación de un fideicomiso controlado por políticos, activistas e intelectuales, ya que se niega a que estos fondos sean controlados por la Secretaría de Hacienda, vale la pena decir que esta es una preocupación de muchos.

Otros partidos, como los que integran el Frente Amplio Democrático, es decir el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, propusieron dar el 100 por ciento de sus prerrogativas, pero no solo eso, piden que ningún partido reciba presupuesto público en 2018.

Finalmente, el PRI se sumó añadiendo la eliminación de los plurinominales, lo cual significaría un ahorro considerable; no obstante, esta es una propuesta añeja a la cual se habían estado negando durante años.

Pero habrá que poner mucha atención en esta última propuesta, ya que proponer que se eliminen los plurinominales, como plantea el PRI, es uno de los peores ejemplos de oportunismo que se ha visto en mucho tiempo. Y gran parte de la ciudadanía pide no caer en la trampa.

Hay otras cosas que hacer con el Congreso: gastar menos, exigirles rendición de cuentas, acabar con el fondo “moche”…, pero no acabar con la pluralidad; los diputados plurinominales son en ocasiones la única forma de tener representación de los partidos de la llamada chiquillada. En realidad, lo que pareciera es que el PRI quiere volver a tener mayoría, aunque no tengan los votos necesarios.

El gran problema de fondo es la desconfianza ciudadana, debido a los grandes fraudes del pasado, y con la finalidad de legitimar los gobiernos, tenemos ahora una de las democracias más caras del mundo, los partidos reciben millonarios ingresos para que difundan sus propuestas y los organismos encargados de organizar las elecciones necesitan mantener una onerosa nómina.

Nuestra democracia es cara porque hubo fraudes.

En cuanto a las prerrogativas, el problema ahora es que no se ponen de acuerdo en cómo será el proceso, todos se quieren llevar el crédito al partido político más humano y solidario. Lo siento por ellos, esa oportunidad la perdieron cuando una sociedad enojada se lo exigió a gritos y con más de un millón de firmas en plataformas como change.org.

El problema es que si los partidos y sus líderes continúan en este juego de estira y afloja, su credibilidad seguirá en picada, porque lo único que refleja es que es más bien una simulación que verdaderas intenciones de llevarlo a la realidad.

También ya surgen las voces que apuntan ahora hacia el Instituto Nacional Electoral y sus consejeros, que ellos también deberían sumarse al esfuerzo, renunciar a los prominentes sueldos y prestaciones, las carísimas cuentas del celular, los vehículos del año, enterrar la construcción de millonarios edificios, entre otros gastos que lo hacen una de las instituciones más caras del país.