Desde principios de la década de los años 90, se definió el feminicidio como “el asesinato misógino de mujeres por hombres”. En nuestro país es a partir de la serie de homicidios contra mujeres en Ciudad Juárez, en esa misma década, que el tema cobra relevancia y motiva amplios reportajes, libros, investigaciones y protestas para detener estas muertes.
El asesinato de Mara Castilla, en Puebla, se convirtió en un recordatorio de que el tema, lejos de solucionarse, se mantiene entre las preocupaciones de las mujeres pese a medidas como la alerta de género o las constantes denuncias de feminicidios en entidades como el Estado de México, Tamaulipas o Veracruz.
Las marchas y protestas han continuado a pesar de la creación de organismos gubernamentales que se encargan –al menos en el papel– de velar por los derechos de las mujeres y trabajar para reducir la violencia en su contra.
No obstante, organismos civiles que se encargan de proteger los derechos femeninos denuncian que pese al tiempo, presupuestos y esfuerzos la situación se mantiene en niveles preocupantes, como refleja el número se asesinatos cometidos en los últimos meses y las alertas de género que se han iniciado en, al menos, 12 entidades del país. En otras, se ha negado la emisión de la alerta.
Feminicidio sexual sistémico
De acuerdo a Julia Monárrez, investigadora del Colegio de la Frontera Norte sede Ciudad Juárez y una de las académicas más reconocidas en este campo, lo que se ha presentado en el país desde la década de los años 90 es una serie de lo que ha denominado feminicidio sexual sistémico.
Consultada por Siempre –aunque no tuvo oportunidad de conversar ampliamente debido a su asistencia a un congreso–, nos refirió a algunos de sus trabajos, en los cuales define el término como “el asesinato codificado de niñas y mujeres por ser mujeres, cuyos cuerpos expropiados han sido torturados, violados, asesinados y arrojados en escenarios transgresivos, por hombres que hacen uso de la misoginia y el sexismo, para delinear cruelmente las fronteras de género por medio de un terrorismo de Estado, secundado por los grupos hegemónicos, que refuerza el dominio masculino y sujeta a familiares de víctimas y a todas las mujeres a una inseguridad crónica y profunda, a través de un período continuo e ilimitado de impunidad y complicidades”.
La investigadora fue parte importante de varios grupos de trabajo en los cuales se investigó los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. Entre algunas de las conclusiones que han arrojado sus trabajos, se tiene que “existe en Ciudad Juárez, un largo episodio de violencia política sexual contra las niñas y mujeres asesinadas: el feminicidio sexual sistémico. Existen motivos, actos violentos, las víctimas tienen códigos, los asesinatos tienen firmas, hay un acompañamiento de asesinos, hay escenarios transgresivos y hay impunidad”.
De igual forma, señala que “el Estado ha permitido la violencia sexual para mantener la inequidad social y política. Ha permitido la dominación de un sexo, de una clase social y de un grupo de asesinos, sean estos, asesinos sexuales seriales, asesinos múltiples, asesinos espontáneos”.
Los datos que ha puesto a disposición del público Julia Monárrez han servido de base para diversas propuestas, incluso de carácter jurídico, para atacar este problema.
Construir equidad
“Estamos hablando de un tema estructural”, dice en entrevista con Siempre, María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (ONCF).
En la plática, señaló que sigue privando una mentalidad en la que se ve a la mujer como alguien que sólo sirve para reproducirse, lo cual es muy difícil de erradicar.
“Los programas educativos y medios de comunicación siguen fortaleciendo la cultura machista, a pesar de que en instrumentos internacionales se reconocen derechos para nosotras”, agregó.
Otro factor que criticó y que representa un lastre para cambiar esta situación es la iglesia. “De que sirve que el gobierno te diga que tienes derechos, sí por otro lado el sacerdote contradice esa intención”, en lo que indicó que es una parte importante de esta problemática por la influencia social que tiene esta institución.
En estas circunstancias, explicó que para muchas mujeres es difícil ejercer sus derechos cuando el discurso, consejos y la opinión de quienes las rodean se dirigen a mantenerlas en subordinación, condenando decisiones que toma y que la ubicarían en un plano de igualdad.
Esto, refirió, es parte de una cultura machista y “la violencia machista mata y lo estamos viendo en la actualidad”, completó.

María de la Luz Estrada.
Construyendo equidad
Para construir una cultura de equidad de género, es necesario reconocer en principio que se tiene un déficit en esta materia y empezar a llamar a las cosas por su nombre, pues en muchas ocasiones se dice que hubo muertes y no asesinatos como debería ser, aunque varios de estos decesos se pudieron evitar, recomienda nuestra entrevistada.
María de la Luz Estrada apuntó que construir igualdad es una tarea que se debe hacer desde el Estado, pues éste debe sentar a todos para acordar las condiciones que hagan posible que exista una cultura de equidad de género.
Pero, al respecto, hizo una observación: “de que te sirve que el Estado diga que hay igualdad, si el cura nos sigue culpabilizando de nuestras muertes, si los funcionarios igual”, además de señalar que este tipo de prácticas también se encuentran presentes en empresarios e, incluso, en académicos, como sucedió en fechas recientes con el caso de Mara Castilla, a quien el rector de la Universidad Madero responsabilizó de lo sucedido por acudir a una fiesta en la madrugada.
Estrada mostró su preocupación por la tendencia a convertir a las mujeres en culpables de sus propios asesinatos, “es eso lo que nos debemos preguntar”, añadió.
“La propia autoridad no investiga, no hay atención específica para las mujeres, no les importa”, dijo, para agregar que se debe dejar de señalar a las mujeres como responsables de la violencia que sufren cotidianamente, aunque reconoció que se debe “tomar conciencia de lo que implica la equidad de género. No quiero ser igual que los hombres, quiero que respeten mis derechos y mis necesidades específicas, quiero decidir y que no lo hagan por mi, como en el caso de la salud reproductiva”.
“La violencia contra las mujeres no es otra cosa que seguir solapando la cultura machista, la subordinación, legitimado por todos los actores sociales”, acusó la coordinadora de la ONCF.
Por lo anterior, planteó la necesidad de hacer un cambio en la cultura educativa y en los medios de comunicación para resaltar el significado de una cultura de equidad, de respeto, de igualdad para las mujeres, con los mismos derechos, “ya no se debe permitir, tolerancia cero, a este tipo de actitudes, sobre todo de autoridades que tienen peso, tanto moral como político, para el tratamiento de este tipo de asuntos. No es fácil, pero hay que irlo desmontando, es un trabajo cultural”.
Las alertas de género
Uno de los instrumentos que se generaron a partir de surgimiento del tema de los feminicidios en México, impulsado en parte por la exigencia de organizaciones de la sociedad civil, es la alerta de género.
En opinión de María de la Luz Estrada “las diferencias biológicas no se deben traducir en una desigualdad social, por qué nosotras no podemos ser empresarias, gobernadoras, por qué nos tienen que reducir a reproductoras y tenernos en cautiverio o decir que lo que nos pasa es nuestra responsabilidad”.
Así, con relación al mecanismo de alerta de género, reconoció que sirve en principio pero que falta capacitar mejor a ministerios públicos, policías investigadoras y demás instancia que intervienen en este tipo de problemáticas.
“Ha sido importante, a pesar de que tiene muchas fallas. Falta incluir mecanismos para que las autoridades investiguen con perspectiva de género, más allá de tener un protocolo. En los últimos 8 meses en la Ciudad de México han aumentado los asesinatos, de 50 pasamos a más de 100, pero no los están investigando, ni siquiera emitieron la alerta, lo real no se está investigando, se está haciendo mal la diligencia en la cadena de custodia, tenemos un retroceso. La alerta no es milagrosa, se necesita que se hagan investigaciones de fondo y se emita información que sirva para reducir la violencia, no podemos permitir que las autoridades dejen de hacer su trabajo”, concluyó.
@AReyesVigueras
Te puede interesar: Elementos de análisis del feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez para su viabilidad jurídica.