Nacido en París en el año de 1957, Emmanuel Carrère creció rodeado de libros e ideas. Su madre, Hélène Carrère d’Encausse es una prestigiosa historiadora especialista en la Unión Soviética y secretaria permanente de la Academia Francesa que lo introdujo al liberador, pero difícilmente llevadero, mundo de intelectualidad y las letras.  Él mismo, dejaba ver en Limónov algunos destellos de su juventud:

“He sido un niño formal y después un adolescente demasiado cultivado, pasé la mayor parte de los años 70 despreciando el rock, no bailando, emborrachándome para disimular y soñando con llegar a ser un gran escritor”.

Después de terminar sus estudios formales en Ciencias Políticas, se aventuró dos años en el Ejercito de Indonesia, travesía en donde comenzó su camino como autor, para después empezar a trabajar como crítico de cine en Telérama realizando, como primer libro, una monografía sobre su cineasta favorito, Werner Herzog. A partir de ese punto, Carrère nunca se desprendería de su pasión por concebir volúmenes  de enorme riqueza literaria.

En el año de 1983 dio a conocer su primera novela, L´Amie du jaguar, para posteriormente publicar Bravura en 1984, El bigote de 1986 y Yo estoy vivo y ustedes están muertos para 1993. Sin mencionar que en 2009 culminó De vidas ajenas, después de haber pasado por El adversario y Una novela rusa.

La numerosa obra de Carrère es congruente con su filosofía literaria, pues según el genio parisino “todo lo que piensas merece ser escrito. No necesariamente ser conservado, pero sí merece ser escrito. Y, en esencia, eso es lo que buena parte de la literatura trata de hacer: reproducir el flujo del pensamiento”.

La última creación de Carrère, El reino, que retrata los primeros esbozos del cristianismo en el mundo, lo consolidó en el gusto de los lectores de habla hispana, una de las razones por la cual se le reconocerá con la notable presea en el que es uno de los eventos más importantes del mundo editorial.

Acerca de su labor, Emmanuel Carrère defiende con orgullo su devoción a las letras:

“He vivido siempre de mi pluma, primero como periodista y luego como autor de libros y de guiones para la televisión, y me enorgullece de cierto modo ganarme la vida y la de mi familia no dependiendo de nadie y siendo el único dueño de mi tiempo. Aunque espero ser un artista, me gusta verme como un artesano clavado a su banco que entrega lo que le encargan puntualmente y da satisfacción a sus clientes”.