El próximo día 25 de este octubre se conmemoran los cien años de la Revolución Rusa, que constituye uno de los grandes sucesos del siglo XX y que, para bien y para mal, transformó el mundo. Ese 25 de octubre del calendario juliano, correspondiente al 7 de noviembre de nuestro calendario gregoriano, los bolcheviques, liderados por Lenin, asaltan el poder en nombre del proletariado e instalan el gobierno de los soviets.

El antecedente de 1905 cuando el ejército zarista masacra a una marcha de cerca de 60 mil personas encabezada por un pope de la Iglesia ortodoxa, que protestaban contra el racionamiento debido a la hambruna como consecuencia de la guerra rusa-nipona, está presente en la rebelión contra la monarquía en 1917.

El principio del fin de la monarquía Romanov fue la entrada de Rusia en la denominada Primera Guerra Mundial, en la cual los fracasos militares del obsoleto ejercito zarista, aunados a la falta de alimentos, debido a la perdida de las cosechas, obligó a la abdicación del zar y la instalación de la Duma, como órgano legislativo, y el nombramiento de un gobierno provisional.

La revolución se desencadena en febrero de ese año, con una rebelión de masas y que cuesta el trono a los Romanov —como ya señalamos—; los gobiernos provisionales de Lvov y Kerenski son incapaces de gobernar un inmenso territorio, en el que conviven un mosaico de pueblos y naciones. La Rusia de entonces era una nación atrasada, agraria esencialmente, y que vivía prácticamente en el medioevo.

Por ello, se sigue estudiando cómo pudo triunfar una revolución proletaria en el seno de una sociedad agraria, sin obreros y acostumbrada a un gobernante autócrata que decidía por todos y era obedecido como un padre.

El caso es que el golpe de mano emprendido por los bolcheviques para hacerse del poder, luego de las discusiones interminables y sin sentido en la Duma, con mencheviques y social revolucionarios, tiene éxito y obtienen el poder para los soviets.

El haberse hecho del poder los obliga a defenderlo en una cruenta guerra civil 1918-1920 que encabezan generales zaristas, aliados con los capitostes del Ancien regime y ejércitos extranjeros, entre ellos, los de los propios Estados Unidos. Una vez derrotados los enemigos del régimen, se instala un gobierno socialista motivado por la influencia ideológica de Marx y Engels y se crea la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS.

Este acontecimiento modificó el rumbo de la historia, transformó al mundo. En principio se creó un Estado socialista, que trastocó la geopolítica europea y con el tiempo la global. Rusia se transformó en corto tiempo de un país agrario atrasado, con alto grado de pobreza, en uno de los más avanzados científica y tecnológicamente del mundo. El epílogo es conocido y escapa al fin de estas breves líneas, que es recordar ese capítulo de la historia.