Tras haberse registrado una de las peores masacres en la historia de Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump ha evitado hablar sobre posibles restricciones al control de armas, factor que se ha considerado como una de las razones que permitió el tiroteo de Las Vegas, que dejó un saldo de 58 personas muertas y más de 507 heridos.

La vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dejó en claro que “no es momento de abrir un debate político” por el peor tiroteo que se ha registrado y que le tocó precisamente a la administración Trump.

En un evento fúnebre, el mandatario estadounidense guardó un minuto de silencio por las víctimas del incidente, que fue ocasionado por un hombre blanco de 64 años identificado como Stephen Paddock, quien disparó contra un multitud congregada en el piso 32 de hotel Mandalay Bay.

El tiroteo reavivó las controversias entre legisladores demócratas que han exigido la aplicación de mayores controles sobre la venta y posesión de armas.

La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, envió una carta al presidente de la Cámara, el republicano Paul Ryan, para solicitarle que se abra una investigación respecto a ley King-Thompson Background Check, la cual fue presentada en 205 y busca un mayor control en la compra y posesión de armas.

La propuesta fue incluso apoyada por la influyente senadora republicana Elizabeth Warren, quien manifestó en sus redes sociales que “tragedias como el de La Vegas han ocurrido muchas veces en el país”.