“La Gran Depresión, como la mayoría de los períodos de desempleo severo, fue producido por la mala gestión del gobierno y no por cualquier inestabilidad inherente de la economía privada” Milton Friedman.

Una alta tasa de desempleo significa la debilidad de una economía local, ya que no puede crear las fuentes de trabajo necesarias para el bienestar de su población. Asimismo, un país con un número fuerte de desempleados pierde dinamismo en el mercado interno y es vulnerable a una balanza comercial deficitaria, con la consiguiente salida de capitales. El problema es mayor cuando se trata de naciones consideradas como potencias, tal como sucede actualmente con Francia.

En abril de 2017 la tasa de desempleo en esa demarcación afectó a uno de cada diez personas de la Población Económicamente Activa (PEA) al situarse en un promedio de 9.5%. En comparación, el Reino Unido tenía un promedio menor de 5% y Alemania de 3.9%, mientras que en Estados Unidos fue de 4.4%. Si bien el porcentaje fue mayor en Italia (11.1%) o España (17.8%), el caso de Francia es alarmante por ser un pilar importante de la Unión Europea, cuya crisis puede afectar a todo el continente.

Los datos para el cierre del primer semestre de este año no fueron alentadores al subir el desempleo en una décima de punto porcentual. En ese contexto, el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron inició su periodo de gobierno, con un importante reto a resolver de forma inmediata.

Si bien la sociedad francesa goza de una excelente calidad de vida la realidad es que la economía del país no está creciendo lo suficiente para garantizar el empleo y bienestar a todos sus habitantes. En ese contexto, el nuevo gobierno presentó una reforma de 36 medidas para facilitar el acceso al empleo y con ello reducir el problema del desempleo, con la promesa de Macron de reducir la tasa de desempleo a 7% en los próximos cinco años.

No obstante, la solución no será fácil, ya que los sindicatos criticaron las propuestas laborales de la administración pública francesa.

La solución requiere de decisiones que permitan impulsar la economía que está prácticamente estacionada, con indicadores de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.3% en 2015 y 1.1% durante 2016. Por tanto, las tasas de desempleo en la sociedad gala se incrementaron de 7.8% en 2008 a más de 10% en 2015. Esta incidencia afectó más a la población urbana, por lo que urbes como París, Lyon, Marsella, Toulouse, Niza, entre otras han sido vulnerables al paro. Asimismo, los jóvenes entre 18 a 24 años han sido un sector significativamente impactado, ya que uno de cada cuatro personas de este grupo etareo no tienen trabajo.

Además de afectar a Francia el impacto del desempleo de este país también tiene incidencia en las demarcaciones galas ultramarinas, ya que Saint Pierre y Miquelon, San Martín, Polinesia Francesa han tenido tasas mayores de 10% de desempleo, sin que los gobiernos de la metrópoli puedan aplicar medidas eficientes para resolver la situación.

¿Qué oportunidades tiene Francia para superar la crisis del desempleo? Históricamente este país se ha caracterizado por el desarrollo empresarial en ramos como medicina, telecomunicaciones, transportes, aeronáutica, alimentos, armamento, entre otros. Sin embargo, el tercer sector es el que ocupa a tres de cada cuatro trabajadores, por lo que algunos rubros como la agricultura tienen una participación mínima, pese a la tradición histórica de ser un país productor de alimentos.

Ejemplo de la importancia de las personas que se dedican a la prestación de servicios es la importancia del turismo en la economía francesa. De acuerdo con su cancillería este país es el principal destino a nivel mundial con alrededor de 83 millones de visitantes anuales. Esto genera 2.1 millones de empleos –más de la mitad directos- y 700 mil estacionales, además ingresos mayores a 11mil 300 millones de euros anuales.

No obstante, esta derrama no ha llegado a todos los franceses. Más que las 36 medidas anunciadas por Macron este país necesita un cambio a fondo que lo vuelva a colocar como una de las cinco economías más importantes a escala mundial, ya que si bien hace unos años lo fue, ha sido relegado ante el ascenso de China y otras economías emergentes.

En el fondo durante los últimos años Francia únicamente ha tenido crecimientos del PIB máximos de 2%, por lo que el crecimiento se ha estancado y el desempleo ha sido el más alto dentro de los países europeos de mayores ingresos. Por lo que más que las 36 medidas anunciadas por el Presidente Macron se requieren cambios estructurales que además de impulsar el desarrollo económico brinde nuevas fuentes de empleo y coloquen a Francia nuevamente entre los países más competitivos.

Doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.