William Faulkner nació un veinticinco de septiembre, hace ciento veinte años, y falleció en mil novecientos sesenta y dos. Vale la pena recordarlo. Es considerado uno de los grandes escritores de ficción que se conoce actualmente en la literatura, pues su técnica (desarrollo del monólogo interno y el desarrollo de un suceso considerado como probable) ha influido decisivamente en la novela actual y a escritores latinoamericanos: Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, etcétera. Esta influencia hacia estos escritores se puede ver muy clara en la novela El Villorrio, que describe una población perdida entre áridas colinas, donde existe un paisaje abandonado, y los hombres huyen a unas tierras más fértiles y esperanzadoras. Siempre rodeados de una atmósfera de tragedia, donde se desarrollan pasiones reprimidas, destinos truncos y desilusiones. Pero no sólo podemos ver la influencia en el tema, sino también en el desarrollo del monólogo interno, transcribo un párrafo de la novela El Villorrio: “Descendió los peldaños bajo la llamarada del atardecer en el polvo inmóvil de la calle; no habían transcurrido aún diez minutos. ‘Gracias a Dios que los hombres han aprendido a olvidar en seguida lo que no tienen bastante valor para intentar remediar’, se dijo. La calle, desierta, temblaba como un espejismo, por el claroscuro primaveral, empapada de polen. ‘Sí —pensaba—, debo haber estado más enfermo de lo que creía. Porque no había entendido; verdaderamente, no. A lo mejor, después de comer me encontraré mejor’”. Y podemos leer en “Nos han dado la tierra”, cuento de Juan Rulfo: “Yo no digo nada. Yo pienso: ‘Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo hace hablar así. El calor que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, ¿por qué dice lo que dice? ¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que necesitaría el viento para jugar a los remolinos’”. Y en el cuento “Regreso al sur”, de Juan Carlos Onetti, leemos: “Cuando Óscar se fue al anochecer, tío Horacio estaba solo en el escritorio contando unas gotas de remedio. ‘Ella se quiere ir y él no quiere presionarla hablándole de su enfermedad —pensó Óscar—, o ella se quiere ir y él va a buscar la forma de presionarla haciéndole saber, sin decirlo, que está otra vez enfermo’”. Y estas líneas que transcribí de estos dos grandes escritores nos sirven como referencia para ver la gran influencia que tuvo Faulkner en la literatura actual.

En fin, hablar de la obra de William Faulkner: es reconocer su técnica novelística, eficaz y de un lenguaje contundente con el que logra los efectos de una poesía elemental, única.