La actual coyuntura, derivada de los sismos que se presentaron en nuestro país el 7 y el 19 de septiembre pasado, nos obliga a todos, desde nuestra respectiva trinchera, a reflexionar un poco sobre el escenario que se presentará en el futuro inmediato para miles de mexicanos que resultaron damnificados a causa de este par de temblores: sin ánimo de ser pesimista o fatalista, pensando un poco en ese Fondo de Reconstrucción Nacional planteado por varios políticos, lo cierto es que, de llegar a concretarse, no habrá dinero que alcance para ayudar a todos aquellos que resultaron afectados en su patrimonio, así los partidos donen todas sus prerrogativas, así la sociedad civil haga todos los donativos que le sean posibles y así la iniciativa privada ponga de su parte implementando millonerios fideicomisos. No es que uno quiera jugar el papel de aguafiestas, pero la historia una y otra vez nos ha enseñado que a la hora de que se presentan los desastres naturales la solidaridad solo se presenta al inicio de las tragedias y conforme transcurre el tiempo se va debilitando a grado tal de desaparecer.

Por lo anterior, se vuelve imperativo que desde el ámbito político, gubernamental y legislativo se haga un análisis a conciencia sobre aquellas dependencias o entes burocráticos que representan una carga presupuestaria gigantesca para los contribuyentes, sobre todo en estos momentos en los que se requieren miles de millones de pesos para poner de pie todo lo que se colapsó en Chiapas, Oaxaca, Morelos, Puebla, el Estado de México y la Ciudad de México. Porque, más allá de la buena voluntad de nuestros convenencieros políticos, que justo ahora se la pasan haciendo caravana con sombrero ajeno donando o esquilmando recursos que no les pertenecen a ellos, sino a todos los mexicanos.

Un caso específico de esas sanguijuelas presupuestarias lo representa el Instituto Nacional Electora (INE) que encabeza el señor Lorenzo Córdova Vianello, que burlonamente hace unos días devolvió 115 millones de pesos producto de los supuestos ahorros que hizo durante el presente año pero que al mismo tiempo le endilga a todos los mexicanos que pagan impuestos groseros gastos suntuosos que sumados superan más de mil millones de pesos, esto sin mencionar que no hace mucho todos sus consejeros se pusieron sus moños para donar 5 por ciento de sus salarios a los damnificados, aún cuando mensualmente se meten a la cartera más de 50 mil pesos, argumentando que “es inconstitucional”.

Lo cierto es que lo que es inconstitucional y también inmoral por parte de los señores integrantes del INE es que se gasten millones de pesos, que no les pertenecen, para pagar sus teléfonos celulares, sus servicios de lavandería, la gasolina de sus vehículos y hasta los pants que se ponen cuando “hacen ejercicio”… ¿por qué tenemos que mantener, todos los mexicanos, a un puñado de funcionarios sobrevalorados que piensan que pertenecen a una monarquía y que viven y se comportan como reyes, virreyes, condes y duques? ¿Por qué pagar por un gordo aparato burocrático cuya credibilidad siempre está en entredicho y, además, por qué tenerlos en nómina cuando todas las entidades federativas cuentan con su respectivo instituto o colegio electoral?

Este es el momento preciso para tomarle la palabra a los partidos Encuentro Social (PES), Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM): ya es hora de que todos los partidos se rasquen con sus propias uñas y que los contribuyentes ya no destinen un peso más de sus impuestos para su financiamiento. ¿Quieren hacer campañas?, ¿quieren llenar todos los postes y bardas del país con las caras de sus precandidatos y candidatos?, ¿quieren hacer debates?… ¡Perfecto! Hagan todo lo que quieran… ¡pero con su dinero! Y respecto a los comentarios de algunos opinólogos que aseguran que es peligrosísimo permitir a los partidos políticos que se autofinancien porque se corre el riesgo de abrirle la puerta al dinero del narcotráfico, solo quiero decirles algo: señores, ¡no sean hipócritas! El dinero del crimen organizado ha entrado a las arcas de los partidos políticos desde tiempos inmemoriales y como botones de muestra les puedo mencionar a Mario Villanueva, Tomás Yarrington y Fausto Vallejo. ¡No nos hagamos tontos!

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