Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

 

El Premio Nobel de Literatura es considerado la máxima presea a la que puede aspirar una mujer o un hombre de letras. Año con año, se produce una enorme expectativa y polémica sobre los aspirantes y una vez dado a conocer  el veredicto de la Academia Sueca, el debate no cesa alrededor de los textos del autor que haya sido distinguido. A la par, en numerosas ocasiones, el Premio Nobel de Literatura es un poderoso medio para dar a conocer y volcar los reflectores sobre el ganador y difundir su obra a lo largo y ancho del mundo. En 2017, quien se unirá al selecto grupo de laureados, es el escritor de lengua inglesa de origen japonés, Kazuo Ishiguro.

Conocido en nuestra lengua por la edición de sus obras por parte de la editorial Anagrama, Ishiguro se presenta como un autor enigmático e interesante, que sin duda gran cantidad de lectores querrán conocer después de su designación. Siempre! conversó en exclusiva con la escritora mexicana, nacida en Argentina, Sandra Lorenzano, que dibuja un extraordinario retrato hablado del escritor y el hombre, detrás del fascinante mundo del creador.

Para conocer a Ishiguro, hay que remontarnos a 1945, dice la doctora en letras de la UNAM, ubicarnos exactamente en las dos ciudades que vivieron una de las más cruentas catástrofes en su historia, pues Hiroshima y Nagazaki, sufrían el ataque de la bomba atómica, que provocó que sus sobrevivientes guardaran en su memoria no solo las cicatrices marcadas en su piel, sino también aquellas que significaron un legado de pensamiento, tal fue el caso de la madre de Ishiguro, víctima pero también heredera de historias, que después representarían el inicio de las ideas del maestro de letras inglesas.

“Esa es la primera memoria —dice Lorenzano— que recibe Ishiguro a través de su madre, que de alguna manera se queda en su interior para después encontrar algunos caminos de expresión en su literatura”.

 

Un autor extraño y desterritorializado

La familia de Kazuo Ishiguro se trasladó a Inglaterra (su padre, oceanógrafo de profesión, empezó a trabajar en plataformas petrolíferas del Mar del Norte) cuando él tenía seis años, más adelante, antes de nacionalizarse británico en 1984, había avanzado en sus estudios en las universidades de Kent y East Anglia, para así consolidar después su camino como un ciudadano inglés a todos los efectos, y con ello, agregándose a la selección de “autores desterritorializados”, asevera Lorenzano, es decir, aquellos que nacen en un país, viven en otro, y muchas veces publican en uno diferente, y eso es parte de la expresión que conocemos como “cultura migrante”.

“Es una cultura de autores —dice— que está permanentemente trasladándose y moviéndose entre lugares, ciudades y países, en ese sentido, también vale la pena decir que en el momento en que se anunció el premio Nobel, muchos decían el escritor nacido en Japón y por supuesto todos los medios británicos rápidamente decían el escritor británico”.

No obstante la vida de Ishiguro en el Reino Unido, sin duda también ha formado la cultura inglesa del escritor, y en gran medida las características de su obra y su tipo de lenguaje, asevera la también poeta, por lo que se considera a Ishiguro como un escritor británico “extraño”, en sentido de que la memoria heredada de sus padres —y en especialmente la memoria heredada de su madre— también configura su imaginario.

Precisa Sandra Lorenzano: “Debemos aludir que la lengua materna, su primera lengua de Kazuo no es el inglés, sino el japonés, sin embargo en ese segundo idioma siempre hay un dejo que se ha encargo de cultivar y que ha resultado en un inglés perfecto, claro, prístino, tiene una prosa maravillosamente límpida, transfigurándolo en un escritor pulcrísimo donde aparece ese toque de extrañamiento”.

 

En el dream team de las letras inglesas

Hanif Kureishi, Julian Barnes, Martin Amis, Ian McEwan, son algunos de los escritores ingleses contemporáneos que pertenecen al selecto grupo considerado el “dream team de las letras inglesas”, y donde también se sitúa a Ishiguro, asevera la especialista en arte, y actual subdirectora de Vinculación y Comunidades del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, ya que el escritor inglés es parte de esa generación nacida alrededor en la década de los cincuentas que renueva absolutamente la narrativa inglesa.

No obstante, agregó Lorenzano, el autor de siete novelas es un hombre de una vastísima y muy profunda cultura, tanto en términos literarios como musicales y hasta cinematográficos. Pero además es un autor que explora en géneros ligados a la cultura popular como la parábola fantástica y la ciencia ficción, para hacer circular una actualidad a la vez lánguida y vigorosa.

“La importancia que tiene en su obra —dice— es que parte de esa literatura que llamamos cultura clásica en el sentido que es tradicional, es decir, que abreva de la cultura popular inglesa en el aspecto de la música, el cine, el rock y el jazz”.

Agregó que la clave de la excelencia de la literatura de Ishiguro, más que si corresponde al Nobel o no, porque Lorenzano considera es lo menos importante, ya que como se sabe, el Nobel en ocasiones es visto como una especie de quiniela, que genera emoción y apuestas, llegando hasta considerarlo como un juego, pero por otro lado, no se debe dejar de lado su importancia en la forma de respaldar y difundir a ciertos autores, señaló que en el caso de Ishiguro, la Academia Sueca opto por un escritor sobre el que no hay dudas de su calidad literaria y que es indiscutible, que se sostiene sin duda en la memoria, en el uso de un lenguaje impecable y en una creación de atmósferas propias, que logra bucear en el interior de sus personajes, en el interior de los seres humanos.

“Es un hombre con una visión profundísima —dice Lorenzano— de los seres humanos, que construye caracteres complejos y fuertes, donde lo menos importante en todo caso son las acciones; lo relevante son las reflexiones, las sensaciones y las emociones de cada personaje que los hace actuar de determinada manera”.

La cinta Lo que queda del día de 1993 es un claro ejemplo, explica Lorenzano, ya que no es fácil transmitir por medio de imágenes algo que es casi puramente de la vida interior de los personajes, convertido en lingüístico, ya que para emitir ciertas emociones, se tiene que contar con grandes actores para que realmente puedan transferir esos sentimientos, tal es el caso del actor norteamericano Anthony Hopkins, que le da vida al enigmático mayordomo Stevens, protagonista de la historia.

 

El mensaje de la Academia: abrir fronteras

La elección de Ishiguro es un mensaje político, en concreto sobre el asunto del brexit. Y es que el autor japonés británico de 62 años, siempre se ha mostrado en contra de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Sin embargo, más que situarlo en un término político, señala la autora de la novela Saudades, a Ishiguro se debe mostrar como un mensaje de política cultural.

“En ese sentido debemos reivindicar una literatura migrante, porque no se está premiando al escritor inglés proveniente de una familia inglesa, sino a un autor que viene de otra cultura, de otra tradición, y que apuesta por lo mejor de la tradición europea que abre fronteras, que recibe a los otros y que esos otros puedan crear su propia cultura”.

Añadió que podríamos pensar que la Academia con el nombramiento de Ishiguro, de alguna manera manda un importante mensaje para apoyar especialmente al alcalde de Londres, Sadiq Khan, quien desde el primer momento en que empezó a hablarse del brexit, llenó la capital británica con carteles que decían “Londres es una ciudad de puertas abiertas”.

 “Realmente ese es el mensaje de la Academia, que tiene que ver con esta cultura de puertas abiertas y que muchos se oponen queriendo nuevamente cerrar, levantar fronteras y muros, una idea terrible que nos resulta tan cercana a los mexicanos”.

Debemos acercarnos a esa conexión con el mundo que Ishiguro nos plantea en cualquiera de sus novelas, ya sea con sus primeras obras Pálida luz de las colinas o Un artista del mundo flotante hasta la última, El gigante enterrado, todas cuentan con una profunda reflexión —dice Lorenzano—, porque además se encontrarán con un escritor sumamente accesible que ofrece historias fascinantes desde el primer momento en que se lee.

“Los invito a probar un poquito del sabor de Ishiguro, porque seguramente se van a enganchar tanto que van a querer lanzarse de cabeza a las novelas”, concluye Sandra Lorenzano.