Manuel Álvarez Bravo, uno de los mayores referentes de la fotografía, no sólo en México sino en Latinoamérica, ha sido reconocido por la United Nations  Educational, Scientific and Cultural Organization, UNESCO.  Mediante la oficina de dicho organismo en México, se informó que el archivo del artista fue inscrito en el Registro Internacional de Memoria del Mundo.

La designación fue realizada, luego de que el Comité Consultivo Internacional perteneciente al programa Memoria del Mundo, integrará una recomendación que contenía 78 nuevas inscripciones al Registro Internacional de Memoria del Mundo, una de ellas, la del archivo del fotógrafo mexicano. El órgano, conformado por expertos, estableció los parámetros para determinar las nuevas adhesiones al Registro, entre los cuales subrayó “la importancia del patrimonio documental para promover el intercambio de conocimientos en favor de un mayor entendimiento y del diálogo, a fin de promover la paz y el respeto de la libertad, la democracia, los derechos humanos y la dignidad”.

El acervo del llamado “poeta de la lente” se encuentra compuesto por aproximadamente 33 mil 500 fotografías, que dieron lugar a que durante su vida pudieran montarse más de 150 exposiciones individuales y colaborara en 200 colectivas.  La totalidad del archivo se mantiene en proceso de catalogación desde el año 2011 y está resguardado por la asociación homóloga del fotógrafo.

Manuel Álvarez Bravo, a quien Octavio Paz le dedicará su poema Cara el tiempo, nació en la Ciudad de México el 4 de febrero de 1902. Desde los 12 años de edad, abandonó sus estudios para poder contribuir a la economía familiar; se ocupó en una taller textil para después saltar a la Tesorería General de la Nación.

La pasión por la fotografía le fue heredada de su abuelo y su padre quienes eran aficionados a este arte. Su educación formal estuvo a cargo de la Academia de San Carlos, de donde se iniciaría en la fotografía documental, tomando el puesto en la revista Mexican Folkways que dejaría Tina Modotti al ser deportada. 

A lo largo de su trayectoria colaboró al lado de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco. Igualmente, destacó la obra que realizó en el ámbito del séptimo arte, donde capto imágenes fijas y modernizó la iconografía. En su trabajo, es posible identificar una ventana a las raíces mexicanas en que disciplinas como la etnografía y la arqueología tenían un papel preponderante.