La mezcla entre situaciones actuadas, documentación, videoinstalaciones e improvisación, cuestionando las percepciones habituales de la realidad y la verdad, la individualidad y la moralidad, es la línea que marca la obra del artista plástico mexicano, Yoshua Okón, quien a partir del 7 de octubre llega al Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), con la exposición Yoshua Okón: Colateral.

La muestra examina los videos y los trabajos en medios múltiples en la obra de Okón, destacando la manera en que el artista ha iniciado una variedad de interacciones con la organización social y política de grupos que son activos en una amplia gama de lugares en América, Europa y el Medio Oriente.

“De esa manera sitúo al espectador en un espacio de cuestionamiento, para estimular –objetivo a priori- el pensamiento crítico de quien mira una filmación que sobrepasa la realidad, pero deja la duda de si lo es o no”, dice el artista.

Explica que, en términos generales, su obra asume que los humanos operan en base a nociones de la realidad herederas, es decir, operamos en base a convenciones por lo que la mayoría del tiempo las ideas que tenemos de la realidad no han sido formuladas por nosotros mismos”.

Las videoinstalaciones, esculturas y fotografías de Okón se organizan en torno a varios predicados compartidos según los cuales un grupo (denominado por nacionalidad, etnia o clase social) pone a sí mismo, o a su imaginación de otro grupo, en representación, sin importar si las colectividades y sujetos en cuestión se perciben como “extranjeros” o “amigos,” o si se someten a menosprecio o emulación.

La exposición presenta la política de infiltración distintiva de Okón, en la que diversos grupos y formaciones sociales, realizan y reinventan sus propias rutinas, entrelazándolas con fantasías y delirios especulativos. Okón construye un espacio casi ominoso en donde estas acciones pueden ser satíricas o paródicas, pero a la vez fascinantes y muchas veces impredecible e inclusive “incorrectamente” chistosas.

En lugar de organizarse de acuerdo con  una secuencia cronológica o temática, la exposición se despliega como un espiral que va de la Ciudad de México, en donde Okón nació y donde ha trabajado durante la mayor parte de su carrera (Bocanegra, 2007; Chocorrol, 1997), a un par de proyectos relacionados con la frontera entre México y los Estados Unidos (Canned Laughter, 2009, y Oracle, 2015), y de ahí a Maine, el estado continental de los EUA más lejano de la Ciudad de México, en donde realizó Indian Project y Walmart Shoppers en 2015.  De aquí Okón nos conduce a Guatemala por vía de los suburbios de Los Ángeles (Octopus, 2011); hacia el sur, a Santiago de Chile (Chille, 2009); y por último, a Herzliya en Israel, en donde Gaza Stripper fue interpretado y luego re-presentado como una instalación en 2006.