México afrontará la elección más importante de su historia en 2018; miles de cargos de elección popular se definirán, pero el interés mayor se establece en la sucesión presidencial que, en los diferentes juegos y combinaciones, se ha convertido en un acertijo indescifrable para muchos.

El primer elemento nuevo lo constituyen las candidaturas independientes, donde numerosos ciudadanos se han presentado en esta primera etapa como aspirantes a la Presidencia de la República, al Senado y a la Cámara de Diputados.

Más de 30 personas se registraron e iniciaron este proceso para la Presidencia, quienes tendrán que reunir más de 800 mil firmas, lo que significa que solo el registro de estos —si se diera— sería de cerca de 30 millones de electores, lo que naturalmente no será posible; sin embargo, habrá algunos que logren su registro, aun cuando difícilmente un triunfo electoral. Los más destacados y experimentados aspirantes son Margarita Zavala, Jaime Rodríguez, Armando Ríos Piter y otras expresiones políticas como la zapatista María de Jesús Patricio Martínez, integrante del EZLN.

Pese a esta enorme inquietud, la realidad es que quienes logren ser candidatos no obtendrán más de 10 por ciento de la votación entre todos los independientes, sin embargo, este porcentaje es altamente representativo en medio de una competencia cerrada.

El caso más célebre es el de Margarita Zavala pues, de alguna manera, divide al PAN donde, sin duda, el candidato oficial será Ricardo Anaya, acompañado del llamado Frente Ciudadano por México; no obstante, existen voces en el PRD que plantean la necesidad de un candidato surgido de la sociedad civil y, además, todavía no define su destino Miguel Ángel Mancera que, pese a su ocupación por los sismos, no ha abandonado su propósito de alcanzar una candidatura, incluso, puede darse el caso de que el Frente se divida y surjan de ahí dos candidaturas.

En cuanto a Morena, es el partido a vencer y está definida la robusta candidatura de Andrés Manuel López Obrador, que sólo puede ser derrotado si el segundo lugar en las encuestas capta el voto útil de la tercera fuerza.

El PRI, a quien muchos daban por muerto, ha resurgido en esta confusa ruleta de ambiciones, pues la probable candidatura de este partido se puede inclinar hacia José Antonio Meade, quien agregaría al voto duro priista una buena cantidad de votos de ciudadanos simpatizantes del PAN.

La pelea es por el segundo lugar y, por eso, los tiempos se acercan precipitadamente y las estrategias de los institutos políticos cambian día con día para obtener el premio mayor, la Presidencia de la República.

Es un ajedrez complicado para expertos; quien gane la presidencia tendrá una clara legalidad, pero no una aceptada legitimidad, pues, como quiera que sea, solo habrá sido electo por un porcentaje menor, quizá, a 30 por ciento del padrón electoral.

Las apuestas están hechas, el único ausente es el ciudadano de “a pie” que no participa en estas elaboradas e intrincadas estrategias.