El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, condicionó este lunes la protección de los llamados “dreamers” a cambio de que el Congreso le asigne el presupuesto que necesita para construir su ansiado muro fronterizo, efectuando una movida que más parece un chantaje que una negociación.

Tras un mes de haber dado por terminado el programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), hoy el magnate inmobiliario puso tres cartas en la mesa de juego con la total intención de convencer a los demócratas que se han opuesto a sus medidas de gobierno, de ceder en la construcción de una barrera fronteriza que él considera necesaria para la seguridad nacional.

Esas tres cartas son: garantizar el ingreso seguro y legal a Estados Unidos, defender la seguridad del país y proteger a los trabajadores y contribuyentes estadounidenses.

Con ello, Trump busca la “financiación y construcción completa del muro en la frontera sur”, aspecto al que se opone totalmente la bancada demócrata. Su propuesta también incluye medidas contra el ingreso de menores no acompañados a Estados Unidos, que provienen sobre todo de Centroamérica.

Los fondos que exige Trump no sólo son para la construcción del muro, sino para contratar 370 jueces de inmigración adicionales; 1,000 abogados para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés); 300 fiscales federales y 10,000 agentes fronterizos adicionales para reforzar su plan antimigratorio.

“El presidente ha dejado en claro que quiere que el Congreso actúe y apruebe una reforma de inmigración responsable en conjunto con cualquier legislación relacionada al DACA”, dijo la portavoz de la Casa Blanca adjunta, Lindsay Walters.