Después de que ya se contaban con antecedentes que inculpaban al afamado productor Harvey Weinstein de numerosas agresiones sexuales, el pasado martes se robusteció de manera contundente el cumulo de acusaciones, cuando la revista The New Yorker  dio a conocer información donde se citan hasta 13 casos de acciones inapropiadas por parte de de Weinstein.  Dentro de los mismos, cuatro mujeres declaran haber recibido tocamientos sin su consentimiento y, adicionalmente, cuatro más aseguraron que el productor de Shakespeare in love se masturbó frente a ellas.

Al darse la oportunidad de denunciar públicamente a Harvey Weinstein, algunas actrices reconocidas como Mira Sorvino y Rosanna Arquette dijeron a la prestigiosa publicación que no alzaron la voz en su momento debido a las posibles represalias y sabotajes que hubiese podido ejercer, el también distribuidor cinematográfico, dentro del universo de Hollywood. Aunado a ello, la información que fue firmada por Ronan Farrow que se respalda en 10 meses de investigación, se reforzó con la afirmación por parte de The New York Times acerca de que Angelina Jolie  Gwyneth Paltrow, actrices de reconocimiento mundial, también fueron víctimas del acoso de Weinstein al inicio de sus carreras.

En el caso de ambas celebridades, se describe un patrón de comportamiento muy similar al que detalla el resto de las mujeres agredidas. Es decir, citas, supuestamente de trabajo, en hoteles de Beverly Hills, en donde Weinstein se presentaba en bata o insinuaba constantemente actividades sexuales.

Por su parte, un vocero de Harvey confrontó el articulo de The New Yorker rechazando cualquier acusación de sexo no consentido y las eventuales represalias por las negativas de parte de las mujeres acosadas; sintetizó en su postura alegando que “el señor Weinstein cree que todas su relaciones fueron consentidas”.

En esta respuesta, Weinstein reconoce implícitamente la agresión a diferentes mujeres, además de que en su respuesta, el portavoz agrega que el productor está tratando de cambiar y espera una segunda oportunidad.

El escándalo no sólo envuelve a la persona de Harvey Weinstein, sino también a sus dos empresas, Miramax y The Weinstein Company, cuyos empleados conocían de manera certera el deplorable comportamiento de su jefe, por lo que se encontrarían incurriendo en complicidad con el mismo.