La tala de árboles, clandestina o no, aparte de dañar las pocas reservas de hábitat natural con que contamos y eliminar de tajo los generadores naturales de oxígeno de las grandes ciudades del país, incluida la de México, destruyen los archivos naturales, bitácoras del tiempo que cada árbol contiene con valiosos datos referentes al clima, sequías, incendios, heladas, contaminación, lluvias. Veamos más de este poco conocido tema, estimados lectores.

La dendrocronología es la ciencia que estudia la salud de los árboles y los cambios climáticos a través de sus anillos de crecimiento. En México, el único laboratorio especializado en esta ciencia es el Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Relación Agua, Suelo, Planta y Atmósfera, localizado en el estado de Durango, donde desde 2012 se investigan a los árboles como el sabino, ahuehuete o cualquier conífera, considerados por los especialistas de esta disciplina como libros del tiempo, en cuyos núcleos se haya la vida y es posible, con la información que proporcionan, viajar al pasado. La dendrocronología ha permitido saber, por ejemplo, cómo era el clima hace 600 años; el comportamiento de las sequías en los últimos 800 años, o la frecuencia de los incendios hace 500 años.

José Villanueva, responsable del laboratorio en Durango, explica que la dendrocronología funciona con la muestra de la corteza de un árbol muerto o vivo. En el caso de los árboles vivos, dice, se extrae una muestra de su núcleo de crecimiento y lo primero que se hace es fechar los anillos, donde cada anillo representa un año de vida del árbol. El científico indica que a través de los estudios se ha determinado que en los últimos cuatro siglos existe una frecuencia promedio de una sequía cada cinco años y un incendio fuerte en ese mismo periodo de tiempo. Aunque las más graves sequía se han presentado cada 50 años.

Esta información es muy útil para tomar decisiones a tiempo y prevenir desastres naturales con el objetivo de salvar vidas tanto de personas como de especies animales y vegetales. La idea de esta ciencia es generar archivos climáticos que sirvan para comparar fenómenos como sequías con brotes de plagas, sequías con fuego, lluvias con crecimiento, inclusive hacer proyecciones de producción de madera.

Ahora bien, en el caso específico de la Ciudad de México, este centro nacional de investigación de Durango ha trabajado con el Departamento de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México para analizar el problema de la contaminación en esta gran urbe, a través del estudio de coníferas. El análisis se centra en localizar qué productos contaminantes están captando los árboles, qué grado de contaminación y cuáles efectos puede tener esa polución en el hábitat.

Esto nos lleva a proponer el desarrollo de esta disciplina científica en la Ciudad de México, a través de las universidades e institutos de investigación y centros académicos, pues como hemos visto, la aportación de la dendrocronología al conocimiento de los fenómenos naturales es innegable y proporcionaría las herramientas suficientes para favorecer, a través de la toma de decisiones oportunas, mejores condiciones de vida para los habitantes.

Secretario general del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México