Hace apenas cinco meses, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retiró a su país del Acuerdo de París, que reúne a más de 190 países en torno a un fin común: el combate al cambio climático. En ese entonces, el magnate inmobiliario subestimó los efectos del fenómeno ambiental y prácticamente cerró las puertas a la alianza que ha mantenido la Unión Americana con el resto del mundo. Este jueves, Alemania y Francia pusieron en marcha un plan para fortalecer el pacto climático, mediante el liderazgo de la Unión Europea, por encima del de Washington.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuso que el bloque europeo asuma la financiación que Trump retiró a las asociaciones científicas auspiciadas por la ONU, encargadas de dar seguimiento a las investigaciones sobre el efecto invernadero causado por la emisión de dióxido de carbono ocasionado por el sector industrial global.

Aunque Fiji tiene la presidencia de la Cumbre del Clima conocida como COP23, la ciudad alemana de Bonn se convirtió en la sede alternativa que reunirá a más de 20 mil delegados y representantes internacionales para tratar los esfuerzos en el combate al cambio climático.

La retirada de Trump ya quedó atrás y los visionarios han tomado su lugar. Tanto Merkel como Macron saben la importancia de invertir en investigaciones climáticas, sobre todo en momentos en que la comunidad científica denunció que el problema no sólo sigue presente, sino avanzando de manera preocupante. Según los cálculos de los especialistas, a finales de 2017, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas por el ser humano volverán alcanzarán las 41,5 gigatoneladas, cifra similar a la de 2015 que significó el nivel más alto registrado en la historia.

Este fenómeno es propiciado en gran parte por el exacerbado consumo de combustibles fósiles, el cual asciende a más de 90%, del cual Estados Unidos y China son los principales responsables.

Los investigadores reportan que este año las emisiones tóxicas se incrementarán en 2%, luego de una pausa de tres años. Ante esta situación, han elevado la alerta ambiental mundial advirtiendo que “el tiempo se está agotando” para combatir este fenómeno.

Merkel y Macron confían que este frente ambiental pueda estimular a otros aliados como los estados, ciudades y empresas estadounidenses que en realidad están preocupadas por las gran cantidad de catástrofes naturales disparadas por el cambio climático, ya que muchas de esas entidades respetan objetivos propios de recortes de emisiones y de implantación de renovables.

“A pesar de la decisión de Trump, muchos siguen en favor de la lucha contra el calentamiento dentro del país”, dijo Merkel. “El sector privado norteamericano y las ciudades compensarán la retirada de Estados Unidos”, remató Macron.

Entre otras medidas que se propondrán para recabar los fondos que se dejarán de percibir por la salida de Trump está la imposición de un precio alto al dióxido de carbono emitido por las empresas y las centrales eléctricas. A partir de su aprobación, éste se establecerá en 30 euros por cada tonelada, en lugar de los siete que mantiene el mercado europeo en la actualidad.