Después de ganar el Premio Nobel, Albert Camus agradeció a su profesor de primaria la “enseñanza y ejemplo” que le permitieron convertirse en referencia de la literatura universal.

Albert Camus, nacido en Argelia en el año de 1913, es uno de los grandes escritores no sólo de la literatura francesa, sino del mundo. Su obra conformada por títulos como La peste, El Extranjero, La caída y El mito de Sísifo representan un legado de letras de enorme excelsitud y riqueza que ha traspasado las fronteras del tiempo para seguir vivo mediante las páginas.

Sin embargo, es  poco conocido que Camus, al igual que la gran mayoría de los literatos, tuvo en su vida un singular personaje, imprescindible, que le inspiró para convertirse en hombre de pluma, su profesor de primaria, el señor Germain.  Y es que, lo que pareciese una curiosidad de personalidad pública, es una fascinante clave para entender la pasión de Camus para convertirse en escritor, a tal grado que, una vez ganado el Premio Nobel,  el galardonado le escribió la siguiente carta de agradecimiento:

Querido señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le abrazo con todo mi corazón.

Albert Camus.

La misiva fue dada a conocer hasta 1995, 35 años después de la muerte de Camus, suscitada  en un accidente de tráfico con 1960.  Apareció en El primer hombre y la familia decidió sacarla a la luz hasta ese momento debido a que determinaron el enorme valor simbólico que tendría para sus seguidores.

En El primer hombre, Camus construye un texto autobiográfico de sus años en Argelia, en el momento que este territorio era una provincia gala, y donde conocería al señor Germain, del que no tenemos más noticias que el retrato que contiene el libro.  A pesar de ello, The New York Times indica que “Germain no solo estimuló la mente de Camus y le dio clases extraescolares. Además, convenció a su madre para que intentase obtener una beca para que acudiese al instituto. Germain fue el primero de una serie de sustitutos del padre -fallecido cuando era un niño- y mentores intelectuales”

El señor Germain respondió al mensaje del ya consagrado autor en el año de 1959, correspondiendo a la emotividad de la primera: “Creo conocer bien al simpático hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser. El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona. Tu cara expresaba optimismo […] Tu celebridad no se te ha subido a la cabeza. Sigues siendo el mismo Camus”, le contesto su profesor a Camus. No sólo él sino todos sus lectores le debemos algo.