Lo que veo con los ojos con el dedo lo señalo. Cervantes.

El 3 de noviembre de 1917, en la Cámara de Diputados se discutió la creación de los Bonos Agrarios, documentos que, a través del ejido, restituían y dotaban de tierra a los campesinos, según lo previsto por el artículo 27, cuya aprobación dio respuesta al movimiento zapatista.

Ese mismo día, en el bullicioso puerto de Veracruz nacía Rafael Freyre Flores, y lo hizo en el seno de una familia acomodada que más adelante supo alentar las habilidades como dibujante de un joven que, a sus 13 años, pudo publicar alguna de sus caricaturas en las páginas del decano de la prensa nacional de aquella época, el mítico El Dictamen.

Atraído por la medicina, el joven Rafael viaja a la capital del país para cursar sus estudios en la facultad ubicada en pleno centro de una ciudad cuya intensa vida cultural debió atraer al dibujante, quien encontró en la anatomía una materia que enriqueció la calidad y solidez de su trazo, para con ello generar un estilo particular de re-creación del personaje elegido por el veracruzano.

Su destreza le abrió las puertas del diario México al Día, y hacia 1940 lo ubicó como uno de los caricaturistas predilectos de la Voz de la América Latina, la radiodifusora XEW, para la que realizó la colección “Caricaturas al aire”, en las que inmortalizó a las populares estrellas radiofónicas que conformaba el elenco de la estación que hizo de las calles de Ayuntamiento el centro del glamour de la incipiente vida moderna de la ciudad.

Integrado plenamente al ámbito periodístico y cultural de la capital, Freyre obtiene el puesto de portadista de Revista de Revistas, publicación ávidamente buscada por los caricaturizados y la clase política, que disfrutaban plenamente de la exageración estilística de sus defectos, hechos virtudes por el veracruzano.

Dibujando para la revista Timoteo, consolidó su lugar entre los caricaturistas predilectos del México de los años cuarenta, así como por sus trabajos para Últimas Noticias y Jueves de Excélsior.

Con la mordacidad del temido reportero Carlos Denegri, y su peculiar trazo humorístico, y bajo el sinónimo de Ric y Rac, convulsionó al estamento político del alemanismo desarrollista.

El periodista de la socialité Agustín Barrios Gómez lo invitó a participar en su programa televisivo Duelo de dibujantes, en el que compartió la pantalla con el mítico y exquisito Chango García Cabral, y con los jóvenes Ernesto Guasp y Alberto Isaac.

Consagrado como caricaturista, fue invitado por el fundador de Siempre!, José Pagés Llergo, a ilustrar las portadas de esta revista, en las que perpetuó a los personajes más relevantes de la vida nacional.

El fino y anatómico trazo de Freyre fue siempre rubricado con su propio autorretrato, ese bufo vulgaris, cariñosamente llamado La Ranita Freyre, que identifica su creativo paso por una vida en la que, parafraseando a Cervantes, lo que vio con sus ojos con su trazo señaló y enalteció.