La sombra del Kremlin parece cernirse aún más sobre la figura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Esta semana ocurrieron como cascada una serie de situaciones que lo acercan cada vez más hacia el lado del impeachment o, por lo menos, han allanado el camino hacia esa dirección. Por una parte, su exjefe de campaña electoral, Paul Manafort decidió entregarse voluntariamente al FBI para someterse a las investigaciones en torno a la llamada trama rusa, que busca establecer si hubo colusión entre Moscú y Trump para llevarlo a la Casa Blanca y desprestigiar la campaña de Hillary Clinton.

El fiscal especial Robert Mueller, encargado de realizar estas investigaciones, ha logrado a escasos cinco meses de haber asumido el cargo poner en jaque la administración estadounidense. Desde el día en que empezó a gestionar las pesquisas, ha atormentado a Trump a tal grado que este no ha dejado de afirmar, vía redes sociales, que “nunca hubo colusión” con Rusia. Un día después que Manafort se entregara, una juez federal le dictaminó el arresto domiciliario para garantizar que se encuentre disponible en cualquier caso que sea necesario para continuar las investigaciones e interrogatorios y se le estableció una fianza de 10 millones de dólares. En la misma circunstancia está el empresario Rick Gates, mano derecha de Manafort.

Ambos enfrentan cargos que incluyen, además de conspiración contra Estados Unidos, también lavado de dinero y emitir declaraciones falsas. Manafort está bajo sospecha por haber recibido dinero de manera ilegal de un partido ucraniano pro ruso, específicamente relacionado con el exlíder ucraniano Viktor Yanukovich. Para el analista político Hernán Molina, estas son las primeras acusaciones formales contra gente del equipo de Donald Trump, lo que significa que ya se entró en una segunda fase donde Mueller comenzará a aplicar tensión para buscar la información necesaria a fin de establecer si hubo colusión con Moscú para favorecer al magnate inmobiliario en las elecciones presidenciales. Esta es la entrevista que concedió a Siempre! vía telefónica.

 

Aplicando presión

Al parecer las investigaciones en torno a la trama rusa, que busca aclarar si Donald Trump recibió ayuda de Moscú para ganar la Casa Blanca, están descubriendo nuevos hilos de investigación, ¿qué tenemos hasta el momento?

Por el momento solo tenemos un proceso que tiende a abrir cada vez más las investigaciones en torno a la trama rusa. La situación por la que están pasando Paul Manafort y George Papodopoulos es que se les ha involucrado en falso testimonio y otros doce cargos, entre estos conspirar para lavado de dinero, los cuales han tratado de evadir. Hay que destacar que ellos no se han registrado como lobbistas de una potencia extranjera. Eso obviamente está penado por la ley.

¿Cómo podemos interpretar este proceso?

Yo creo que estas acusaciones formales, el arresto de los dos y la audiencia del jueves pasado tuvieron como objetivo presionarlos para que empiecen a colaborar con otra clase de información. Vamos a ver si la amenaza de pasar varios años en una cárcel federal, que no es un chiste, llega a convencerlos de que colaboren con la investigación que está a cargo de Robert Mueller, la cual está llevando a mayor escala y busca que cooperen cada vez más para recibir la información que está buscando para el impeachement de Trump.

Hay quienes ven en esto un desvío de las investigaciones sobre la injerencia de Moscú en las elecciones, ¿cuál es su opinión al respecto?

La trama rusa sí se está investigando, lo que pasa es que públicamente no nos lleva a decir que el presidente ha estado envuelto en algún tipo de colusión con Rusia. George Papadopoulos, quien es un asociado de la campaña electoral, trató por varios medios de conseguir una reunión entre varias personas ligadas a Putin en el Kremlin, relacionada con la campaña de Donald Trump. Aparentemente esa reunión no sucedió, terminó en otra junta con una abogado, una mujer que solo quería hablar del programa de adopción de niños rusos por parte de familias americanas, que el Kremlin había cancelado. Hasta ahí hemos llegado, pero igual hay que destacar que esto es lo que sabemos hoy de forma pública. Lo que Mueller está investigando todavía no lo sabemos, desconocemos con quién ha contactado o a quién ha entrevistado y qué es lo que han presentado al jurado. Lo más seguro es que haya presentado otras cosas, y estamos seguros también de que habrá otros nombres. No me cabe la menor duda de que la investigación no se va a detener y que esto es solo el principio; la punta del iceberg. Todavía vamos a ver más.

No nos olvidemos de que Mueller fue designado consejero y fiscal especial hace apenas unos cuantos meses y ya tenemos la primera acusación. Ahora, con tres personas acusadas, dos de ellas con fianzas establecidas (uno de ellos con cinco millones de dólares y el otro con diez millones), lo que refleja es que no son cargos ni fianzas menores. Uno puede imaginar que estas personas en algún momento van a cooperar con la investigación para evitar penas de hasta quince años de cárcel, en prisiones federales que, como ya dije, no son cualquier cosa. Cuando empecemos a escuchar más, con seguridad habrá más personas involucradas y a la larga la gente coopera con estas investigaciones para evitar la cárcel o, al menos, para recibir una condena menor.


Trump, en mal momento

¿Cómo dejan a Donald Trump estas circunstancias en el primer año de su gobierno?

Algo que es bastante cierto es que el presidente tiene una base que es entre un treinta y treinta y cinco por ciento de aprobación respecto a su gestión. El presidente ni siquiera ha terminado su primer año de gobierno, que siempre es el mejor de todas las administraciones. No ha logrado ni agrandar su base. Trump fue electo con 47 por ciento de las elecciones, al día de ahora ya ha perdido un ocho por ciento de apoyo. No ha podido ampliar su base y seguramente muchos de los independientes que votaron por él ya le han dado la espalda. Podemos decir que solo se ha quedado con lo más rancio de la población: la derecha del partido. Para ganar una elección se necesita tener el apoyo de más gente, no de menos adeptos, como le está pasando. Aunado a eso, el presidente tiene el problema de que puede perder su mayoría en el Congreso en las elecciones de medio término y hasta es muy probable que también esté en juego el Senado. Un presidente que no tiene la Cámara de Representantes ni el Senado y, además, con la posibilidad de un impeachment, no puede ser nada bueno para él.

Trump también ha dejado en claro que buscará la reelección, ¿esta nueva situación de Manafort y Gates lo pone en jaque para buscar un nuevo mandato?

Sí, solo hay que imaginarse que si llega a surgir un candidato demócrata que sea carismático y el Partido Demócrata logra fijar o al menos impedir que la campaña de Trump llegue a ser un éxito, y además aumentan el fastidio que ya mucha gente siente respecto a él, ahí es donde el magnate podría tener un gran desafío en sus mano. Sin embargo, para ello se tendría que procurar y conseguir un candidato que sea suficientemente carismático como para ganarle a Trump. Hoy por hoy, no lo veo.

 

No es Trump, fue Obama

El dólar está subiendo como espuma en la comunidad internacional, ¿podríamos decir que esto ha sido al menos un logro de Trump?

No, el dólar está subiendo porque la economía está bien. A la economía de Wall Street le gustan varias cosas que está haciendo la administración actual, sobre todo lo que hace en la Reserva Federal, que está pendiente de Trump y que es la de no descontinuar el sistema de compra de bonos de Tesorería; un factor que permite mantener el crédito y evitar que la economía aterrice de forma violenta o que se contraiga. El Dow Jones ha subido casi 23 mil puntos, hay una baja en el desempleo, hay un buen clima de negocios, pero no está necesariamente relacionado con la política de Trump.

Yo no creo que sea un éxito de él, más bien lo que hizo fue no meter las manos en la economía, no presionar para que se tomen ciertas medidas de un lado y del otro. Cuando él habla de eliminar regulaciones es algo que le encanta a Wall Street y a las compañías; es música para sus oídos. Otra cosa que les gusta es el tema de la reducción de impuestos, pero la economía ya venía a un nivel de recuperación muy bueno con Obama. Lo que Trump hizo fue no meterse en medio, evitar incurrir en la economía ni dejar de hacer unas cosas para empujar otras. Lo que ha hecho es mantener ciertos parámetros. La Reserva Federal ha hecho lo suyo, que es mantener la estabilidad lo más posible sin hacer cambios bruscos.