El PAN definió que su candidato presidencial será electo mediante el voto directo de sus militantes, a manera de reeditar los procesos internos que sostuvieron en 2006 y 2012. Para el expresidente del blanquiazul y uno de los panistas que vivió, desde la dirigencia nacional, la transición de elegir a sus abanderados de convenciones de delegados a elecciones internas, el tema no es que esto le otorgue una ventaja al PAN, sino que se demuestra la congruencia con la democracia en el interior del instituto político.

Efraín González Luna, primer candidato presidencial del PAN en 1952.

Por el undécimo candidato

En su historia, Acción Nacional ha postulado a 10 candidatos presidenciales teniendo de entre ellos a dos que alcanzaron la victoria en 2000 y 2006.

Hasta antes del año 2000, los abanderados del panismo que compitieron por la titularidad del Ejecutivo federal fueron electos en convenciones de delegados.

“El antecedente remoto, para tener un marco de referencia histórico de lo que ha sido el PAN en esta materia, sería que Acción Nacional eligió durante muchos años, 60 años, a sus candidatos presidenciales por el método de convención, con delegados acreditados y votos ponderados; esto quiere decir que no bastaba con que un estado llegara con muchos delegados y estos inclinaran la votación, porque entonces un estado era el que elegía si llevaba una delegación muy grande, entonces se ponderó con una fórmula que tomaba en cuenta cuántos militantes, habitantes había en el estado, y la convención acreditaba el número de votos por delegación y se elegía al candidato”, explicó en entrevista con Siempre! el expresidente del partido y actualmente titular de la Fundación Humanismo Político, Luis Felipe Bravo Mena.

El también exsenador recupera para este medio el dato del porcentaje que bajo esta modalidad se requería para ser electo.

“El estatuto originalmente establecía que el candidato debía ser electo por un amplio porcentaje, se pensaba que debía serlo luego de un amplio consenso interno, se pedía 66 por ciento de la votación; casi nadie lo alcanzó, salvo Clouthier, por lo que quienes ganaban lo hacían porque los otros aspirantes declinaban por quien iba como puntero, y todos los candidatos se eligieron por aclamación”, reseñó nuestro entrevistado.

Josefina Vázquez Mota, candidata presidencial en 2012.

Problemas internos

No obstante, la experiencia se revisó a la luz de dos acontecimientos que hicieron pensar a varias dirigencias nacionales, las cuales se tomaron su tiempo para modificar el método de elección.

El primero tuvo que ver con el hecho de que en 1976 el panismo no postuló candidato presidencial a causa de conflictos internos.

“(En) 1976, año en el que —precisamente por la alta competencia interna— Pablo Emilio Madero no alcanzó el porcentaje, no hubo declinaciones y no se presentó candidato. ¿Qué había detrás?, una confrontación entre la corriente conchellista que estaba inclinada por la participación y la que encabezaba Efraín González Morfín quien era partidario de la abstención; entonces los abstencionistas vieron la oportunidad; además de las cuestiones personales, vieron una causa estratégica e hicieron que Salvador Rosas Magallón no declinara y eso provocó un jalón al sistema de partidos y una reforma en 1977 con Reyes Heroles”, apuntó Bravo Mena.

Si bien en 1982, 1988 y 1994 se mantuvieron las convenciones para elegir candidato presidencial, en el interior del partido se discutía la necesidad de modificar el método en virtud de los resultados obtenidos, los cuales pese a mostrar un avance en el crecimiento de los votos reconocidos no ayudaban a alcanzar el triunfo, en especial luego de la victoria en Baja California en 1989.

“Antes del año 2000 se hizo una reforma de estatutos para que la elección del candidato ya no fuera por convención de delegados, sino a través del voto de los militantes, quienes por primera vez lo hicieron para elegir a Fox, y como una señal de apertura se incluyó el voto de ciudadanos, pero el voto que contaba era el de los militantes”, agregó el exdirigente panista.

Los saldos de esta experiencia permitieron al partido afinar el método, pues en opinión de nuestro entrevistado no se trató de un proceso para presumir. “Vino el ejercicio y, como Vicente Fox era el único candidato, no fue muy glamoroso y no lució esa primera experiencia con militantes”.

Para 2006, con base en lo aprendido, se llevó a cabo un proceso que incluyó precampañas, una votación escalonada, debates y tiempos en medios de comunicación repartidos entre los aspirantes.

“Las siguientes, con un método más refinado, con una comisión organizadora, electoral, con etapas de votación, fueron las de 2006 y la de 2012, entonces la votación de militantes ha sido el último ejercicio que ha realizado el partido, es el método que está vigente, así se ratificó en la última reforma de estatutos, y el método ordinario para al elección del candidato presidencial es por el voto de los militantes”, explicó quien dirigió el partido de 1999 a 2005.

En consideración de nuestro entrevistado, “es el método más democrático de la democracia Interna del partido, como hay diversas maneras de elegir candidatos en el mundo y en el país, esto le da al PAN una congruencia en su solidez institucional”.

Manuel J. Clouthier, candidato presidencial en 1988.

No le da ventaja al PAN

Cuestionado acerca de si realizar una elección interna con el voto de los militantes, en contraste con la manera en que otros partidos llevan a cabo sus métodos, ayudará al PAN para 2018, Luis Felipe Bravo Mena consideró que el hecho de que los panistas vayan a las urnas para seleccionar a su abanderado en los comicios presidenciales no representa una ventaja.

“Creo que el método de elección de candidato no da ni más ni menos ventaja; en tiempos del sistema autoritario, era evidente que un partido que elegía a sus candidatos, que elegía en competencia, en una auténtica fiesta democrática, era muy contrastante con el dedazo vertical del priismo; en ese sentido el PAN se va a ver bien eligiendo a su candidato en una elección interna mientras que el PRI regresa al dedazo vertical y brutal como en los tiempos pasados de la dictadura perfecta”, consideró.

Asimismo, señaló que el factor que representa el Frente Ciudadano por México podría modificar algunas fechas, pues es posible que el candidato blanquiazul electo tenga que volver a competir con otros aspirantes en el contexto de la alianza electoral.

Si se acuerda y se logra consolidar la alianza electoral, parte de los acuerdos tendrán que ser sobre el método de elección del candidato de la coalición y ahí tendrá que hacerse una negociación con todos los demás partidos para determinar el procedimiento. Creo que puede ser una combinación de muchos factores, es uno de los grandes temas a estudiar, ha habido muchas propuestas, unas muy interesantes salidas de fuera de los partidos, de comentaristas y observadores; Aguilar Camín propuso una, Castañeda otra, Zuckermann propuso otra, en fin, en el que combinan debates con encuestas y luego una designación, está bien, está abierto a todo y con creatividad política y con intención se puede seleccionar lo mejor para que la coalición sea verdaderamente la alternativa poderosa que todos estamos esperando y hay que combinar lo bueno de todos los métodos, y es posible si hay voluntad política de hacerlo”, explicó Bravo Mena.

Acerca del número de aspirantes que podrían participar en el proceso interno, considerando que hoy se han apuntado cuatro panistas —esperando la definición del dirigente nacional, Ricardo Anaya—, y el hecho de que en anteriores ocasiones se limitó a tres el número de precandidatos, el director de la Fundación Humanismo Político indicó que en esta ocasión se espera que no se repita una precampaña con solo un trío de aspirantes.

“Lo democrático es que todo el mundo tenga las puertas abiertas y poner reglas para que no se abuse, que no se preste a una deformación del interés genuino de competencia democrática; lo de antes era poner una meta de firmas a presentar en todos los estados, un poco como sucede con los candidatos independientes, se ponían marcas para que no se convirtiera en un chacoteo, solo hay que fijar las normas para que eso no suceda”, dijo.

Y es que el candidato que represente al Frente Ciudadano podría surgir de un par de elecciones, a lo que Bravo Mena estimó que con voluntad política se podrá resolver este desafío.

“Puede haber durante el proceso una especie de primarias que se vaya decantando; por ejemplo, se propone que después de un primer debate los ganadores entren en una segunda ronda y así, sucesivamente, hasta llegar a una selección, es decir, puede haber voluntad política para encontrar un método que sea sólido y no se preste a manoseo e intervención del gobierno para cucharear el resultado a su antojo y sin que se preste al chacoteo, habiendo voluntad política para tener un método creativo, democrático y novedoso”, concluyó.

@AReyesVigueras

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