Luego de recibir el Premio FIL en Lenguas Romances, en uno de los eventos inaugurales de la célebre cumbre literaria de Guadalajara, el novelista francés Emmanuel Carrère profundizó acerca del simbolismo de los galardones de letras y habló también sobre el difícil momento que vive en el ámbito de la creatividad.

Respecto a su reacción al momento de recibir un premio, el autor galo define estos reconocimientos como una suerte de aliciente: “No tengo nada original que decir: me hacen feliz. Es una satisfacción narcisista, igual que puede serlo recibir una buena crítica o protagonizar un éxito en las librerías. Un premio te invita a seguir adelante. No creo que dejase de escribir si no me dieran ninguno, pero es algo que te da aliento para continuar. Cuando te encuentras en un momento difícil, los premios te ayudan psicológicamente, igual que puede hacerlo la carta de un lector que ha entendido tu obra como tú quisiste concebirla. Te indica que no estás trabajando en vano”, dijo al diario El País.

Pero además, el creador de Bravura, visualiza las preseas como un salvamento de la soledad a que está sometido todo escritor, pues “al establecer un contacto satisfactorio con los lectores, ya sean individuos anónimos, críticos profesionales o miembros de un jurado, logras salir de esa soledad”.

Después de una prolífica trayectoria que ha producido títulos tan significativos como El adversario y El reino, Carrère reconoció que después de este último título se encuentra en un momento complicado, pues no tiene proyectos futuros.

Acerca de la posibilidad de que esta depresión literaria sea un punto sensible que le permita un cambio de rumbo, como en ocasiones anteriores en su vida, Emmanuel Carrère se mantiene escéptico: “Ahora mismo no tengo la menor idea. No sé qué viene después. Me siento angustiado, aunque algo menos que las otras dos veces. Entonces podía pasarme días tumbado en el sofá mirando el techo. Ahora no estoy inactivo: escribo guiones y reportajes. Para un escritor de no ficción, hacer un reportaje es el equivalente a escribir un cuento para un autor de ficción. El periodismo te permite salir al exterior y exponerte a lo inesperado”.

Y es que, aunque la crisis de creatividad permea en su vida, Carrére ha vuelto a la gran pasión de la “literatura con prisa” y prueba de ello es la compilación que ha publicado Anagrama con el título Conviene tener un sitio adonde ir, que reúne decenas de sus escritos para prensa y que son el punto de partida de varias de sus trabajos en la novela, género que, dijo, sólo logra definir en negativo: “Diría que es lo opuesto a la literatura de ideas, que es el trabajo propio de un ensayista. Una novela puede ilustrar una idea, pero siempre a partir de la narración. Hay ejemplos situados al límite, como algunas obras de Beckett, aunque siempre exista en ellas cierta forma de relato. Eso también sucede en el periodismo, al que podemos dividir entre análisis y reportaje. Este último no deja de ser, después de todo, un relato. Sin encontrarlo mejor o peor, yo estoy en ese segundo bando. Si tengo algún tipo de talento, debe de encontrarse en ese campo”.