“La tumba en la que lo enterraron permaneció sin nombre durante varios años”, expresó el escritor estadounidense Paul Auster, al narrar la historia de los restos del Edgar Allan Poe, quien además reconoció que el poeta es también uno de sus grandes referentes, además del inquietante Walt Whitman. De esta manera, el escritor consiguió mantener la atención del público congregado en la edición 31 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una serie de admiradores que quiso compartir la experiencia de escuchar de propia palabra a este autor, quien desde hace tiempo es una de las voces más reveladoras de nuestra época.

“Durante mucho tiempo, Allan Poe no fue un autor reconocido, quien sufrió a causa de su originalidad y por ser visto como un autor estrafalario, aislado y una figura literaria curiosa, que no era considerado un escritor norteamericano, sino un autor francés que escribía en inglés”, lamentó el también autor de 4,3,2,1, su más reciente obra, en la que se muestra al escritor que ha logrado unificar opiniones entre la crítica y los lectores, debido a la aguda visión que tiene para desarrollar sus trabajos literarios.

En su conferencia, el también Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006, mostró el profundo conocimiento que tiene sobre sus escritores preferidos y el desarrollo de la poesía en Estados Unidos y Europa. Dejó en claro que distintos autores franceses han sido determinantes para la creación de sus libros. Así, mencionó en particular a Guillaume Apollinaire, de quien mencionó: “Apollinaire es uno de los poetas del siglo XVIII que puso las contradicciones de la vida a través de su obra”. 

Durante el recorrido de su participación, Auster recordó sus inicios en su adolescencia. Detalló que a los 13 años leyó a Albert Camus y André Gide. También a Voltaire. Años después comenzó a escribir poesía y a traducir obra de algunos de los poetas franceses. Cuando tenía 30 años se fue a vivir a París.

Además, Paul Auster también aseveró que escribir una novela sobre los tiempos de Donald Trump fracasaría antes de publicarse y acepta que no le gusta pronunciar el nombre del presidente de su país natal, razón por lo que lo llama “45”, aludiendo a que es la persona número 45 en ocupar la presidencia.

“Una de las diferencias que estamos viviendo en todo el mundo es el surgimiento de populistas, de gobiernos de derecha. Casi fuera como si quisiéramos acoger el fascismo o algo cercano al fascismo, algo que sea antidemocrático que está pasando en Estados Unidos con las elecciones recientes: el ala derecha ya estaba asumiendo el gobierno”, señaló.

Sin que la literatura pueda ayudar a las personas de los males sociales, Auster opina que hay un entendido cuanto se cree que el arte puede resolver los problemas del mundo. Ante ese panorama exhorta a los periodistas para que tomen su trabajo en serio y no sean perezosos. “Sin periodistas, nosotros seríamos presas de todo tipo de manipulación, mentiras, demagogia, terrorismo que podría ser lo que acabara dominando a todas las sociedades de este planeta”.

Los novelistas, añadió, tienen un papel diferente que desempeñar, “nosotros narramos historias que esperamos cambien cosas a la larga, pero ustedes narran lo que está cambiando hoy, pero si no sabemos lo que está pasando, no podemos juzgar, pensar ni actuar”.

Por otro lado, Elena Ramírez, directora del sello editorial Seix Barral, fue la encargada de presentar a Paul Auster, de quien comentó: “Llamé a Paul para invitarlo a la Feria, y en menos de dos minutos me dijo que aceptaba venir”. Esta es la primera ocasión que el autor de La trilogía de Nueva York Leviatán visita este encuentro literario.

“Paul Auster se encontraba cerca de un niño cuando a este pequeño le cayó un rayo. Este hecho llevó al escritor a aproximarse a la literatura desde la tragedia”.

Para Paul Auster no fue sencillo llegar a la literatura. Desde esa tragedia, inmersa en algunos capítulos importantes de su propia vida, el estadounidense ha creado obras que son un referente obligatorio no sólo para la literatura de Estados Unidos y Europa, sino para el mundo. De esta manera, las novelas y la poesía de Auster poseen un carácter universal, en específico La invención de la soledad, una novela autobiográfica que puede sintetizarse como un homenaje a su padre.

El evento concluyó al galardonar a Paul Auster con la entrega de la Medalla Carlos Fuentes como reconocimiento a su trayectoria. El galardón lo recibió de manos de Silvia Lemus, viuda del escritor mexicano.