Normalmente cuando la gente llega al poder, se encapricha tanto que no duda en cometer abusos. Esta situación es algo común en muchos países, incluso en potencias políticas como Gran Bretaña, donde desde hace varios años la cúpula gubernamental y legislativa ha sido blanco de críticas por abusos sexuales.

Esta tendencia ya ha colmado el plato en Westminster, que ha sido escenario de diferentes casos relacionados con la prepotencia de legisladores encumbrados que ven en el flujo de jóvenes que buscan ubicarse en un puesto político un paraíso carnal, a tal grado que se ha difuminado la delgada línea entre la vida personal y la profesional.

Este estos escándalos sexuales o de presión genérica se menciona el protagonizado por el cineasta Harvey Weinstein, quien no dudó en usar su posición para abusar de actrices, un hecho que sacudió hasta las fibras más finas del poder político británico.

La ola de abusos sexuales ya ha afectado a varias personalidades como a Damian Green, segundo de abordo de la primer ministro Theresa May y al ministro de Defensa, Michael Fallon, quien dimitió apenas hace unas semanas argumentando que su comportamiento en el pasado había estado “por debajo de los altos estándares requeridos”.

Todos por igual

Al igual que él, otro siete diputados conservadores están siendo investigados por los conservadores. Sin embargo, los laboristas tampoco se quedan atrás, pues cuatro de sus legisladores se encuentran bajo fuego por el mismo tipo de escándalo.

“Necesitamos establecer una nueva cultura del respeto en el centro de nuestra vida pública. Una en la que todos puedan confiar en que trabajan en un entorno seguro, donde las quejas puedan plantearse sin prejuicios y las víctimas sepan que estas serán investigas adecuadamente”, dijo May en una reunión con líderes de los demás partidos para analizar esta problemática, que le ha costado imagen y credibilidad al sistema político británico.

El dique se desborda

Como muestra basta un botón, esta misma semana, el laborista Carl Sargeant, ex miembro del Gobierno autónomo de Gales, el laborista fue expulsado del partido por conducta indecorosa. El político, de 49 años de edad y casado, fue hallado muerto en su casa, en una acción que la policía sospecha más de un suicidio que de un asesinato.

Los casos se extienden no sólo al ámbito político, sino a otros sectores como el de la policía, donde las mujeres sufren maltrato y son víctimas de comportamientos inapropiados. La industria del entretenimiento no se salva de esto, el actor Kevin Spacey está siendo investigado por abuso sexual.

Sea como sea, para muchos expertos y analistas, “el dique se ha roto”, y empiezan a surgir los vestigios de los abusos sexuales que han imperado durante décadas en los pasillos del poder.