La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo realizada por el Instituto Nacional de Estadística  y  Geografía (INEGI) reveló que la población ocupada que no tiene acceso a las instituciones de salud en México ascendió a 32.6 millones, en el tercer trimestre del año en curso.

La cifra indica que prácticamente dos de cada tres personas (62.2%)  que realizan algunas actividad no cuentan con esta prestación.

Héctor Magaña, profesor e investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, señaló que estos datos son graves, “pues una de las principales prestaciones que se otorga a la población ocupada es tener acceso a alguna institución de salud”.

En entrevista con El Universal dijo que “esto  refleja que la gran mayoría de personas que poseen una fuente de ingresos no se encuentra en el sector formal de la economía”.

El también coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) explicó que si al problema de que no tienen acceso a instituciones de salud se le agrega que gran parte de población gana menos de uno y hasta tres mínimos (61.3%), implica que parte del ingreso, de por sí bajo, lo destinen a cuestiones de salud, limitando más los recursos.

De acuerdo a la medición del INEGI, millones de trabajadores subordinados y remunerados en México también laboran sin recibir algún tipo de prestación por su actividad.

Magaña comentó que el carecer de prestaciones es una agravante al calcular el beneficio real que reciben los trabajadores al prestar sus servicios. Esta falta deteriora aún más su nivel salarial haciendo que la mayor parte de sus ingresos se destine únicamente a necesidades básicas.

Como ejemplo, expuso que una vez que las personas alcancen la edad de jubilación si no cuentan con esa prestación y no han hecho aportaciones a su Afore, difícilmente van a gozar de una calidad de vida adecuada.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, también detalló que 15.9 millones de trabajadores subordinados y remunerados en México laboran sin tener un contrato escrito.

Mientras que la población desocupada se situó en 1.9 millones durante el tercer trimestre del año, una tasa de desempleo de 3.6% como proporción de la población económicamente activa.

Si bien el nivel de desempleo se ubica en niveles bajos, éste ha ido de la mano de una generación de empleos con baja calificación e ingresos. Según la estructura de la desocupación en el país, casi la mitad de ellos (47.5%) son personas con un nivel de estudios medio superior y superior.

“Todo indica que los empleos que se generan no requieren de la alta capacidad técnica y por ello también se observa que su retribución es baja, que podría ir de uno a tres salarios mínimos que es donde se ha concentrado la mayor cantidad de empleos generados”, explicó  el investigador.

La precarización de empleo también es resultado de que los niveles  de la economía informal siguen siendo elevados, a pesar de los esfuerzos que se han hecho por mejorar la ocupación en el sector formal del país.