Mexicanos al grito de… mexicanidad/I-II
La idea de mexicanidad hace soplar un poco de aire fresco, en este ambiente asfixiante de las carreras políticas, los partidos sin ideología y los nacionalismos a modo.
Todo el trabajo de los grandes actores mediáticos, políticos y del sector turístico implican una actitud positiva y buscan actuar a favor de la imagen de marca de México (marca-país), con la idea implícita de aumentar su mexicanidad.
Sin embargo, los resultados no son siempre positivos y en ocasiones resultan esfuerzos contraproducentes al confrontarse la imagen del país con la propuesta de las campañas y sus actores.
Es esta nota quisiéramos proponer un programa general adaptable en función de las instancias que pueden accionar a gran escala sobre la marca país y detonar conductas específicas derivadas de una promoción eficaz.
Teóricamente todos los mexicanos somos actores y representantes de la mexicanidad. Es un hecho que nuestra imagen personal es parte de nuestra mexicanidad latente, sobre todo cuando circulamos en otros países y provocamos reacciones de tipo cultural, es decir, no demasiado subjetivas.
Vivimos en una comunicósfera dominada por las redes sociales, los grandes buscadores, sistemas de compra en línea y los medios de comunicación, que siguen estableciendo la agenda de las personas. Estamos sumergidos en universos perceptivos llenos de propaganda, publicidad y acciones culturales masivas que confinan al individuo a pequeños espacios de libertad de acción. Decidimos un viaje exótico al extranjero en que compiten, en igualdad de circunstancias, distintas ofertas.
Nosotros los mexicanos tenemos una imagen de marca de Estados Unidos, a través del contacto regular o accidental con los numerosos turistas norteamericanos que visitan México o de las imágenes que de ese país nos proveen los medios, y naturalmente este mismo mecanismo funciona también en sentido contrario, la imagen de los turistas mexicanos juega un papel para construir una imagen de México en Europa o Estados Unidos; en Asia o en África, por el contrario, somos más generalmente percibidos como subcontinente: latinoamericanos, aunque México, Brasil o Argentina, más recientemente Perú o Chile, establecen especificidades.
Naturalmente estas imágenes son en especial distorsionadas y parciales. Los turistas mexicanos pertenecen por lo general a estratos favorecidos de la población, y la globalización ha hecho que los estratos elevados de la pirámide social tengan una gran similitud en todos los países. Así, los valores que promueven los turistas no son tan mexicanos como los del México profundo, un poco escondido en su tierra. Es ilusorio, sin embargo, instruir normas del comportamiento de los mexicanos en el extranjero.
En este contexto la actitud de los hombres de negocios, de los mandatarios y oficiales, de los políticos en general, es efectivamente más importante porque son personajes “vicarios”, portadores oficiales de la imagen.
Otros representantes de la mexicanidad son las imágenes que proveen los medios, un directorio de estos con base en su iridiscencia más que en su cobertura (extensión de su influencia sociométrica) puede ser más operacional y útil.
Entre otros actores están:
Los políticos y tomadores de decisión. Estos deben ocuparse de una política consciente de mexicanidad y eventualmente suscribirla en su programa de acción política global. La Secretaría de Gobernación podría legítimamente contribuir a través de acciones concretas, en coordinación con otras instancias, a la promoción no de la imagen, no del país y sus productos sino específicamente de la mexicanidad, un valor que debe prevalecer tanto en el interior como en el exterior, el número de representantes viajeros internacionales de las diversas secretarías y gobiernos locales es sin duda superior a las representaciones oficiales en el exterior.
Los representantes oficiales de México y sus organizaciones en el extranjero. Un primer público objetivo es aquel concernido por las acciones culturales de México en algunos países importantes, este es un público-objetivo para sensibilizar a la mexicanidad (es claro que otras regiones, tanto por razones presupuestales como de imagen, la región latinoamericana debe reagruparse para realizar acciones conjuntas). Es un hecho que muchos directores de institutos culturales de México en el mundo tendrían sugerencias interesantes sobre la promoción de la mexicanidad. Un reporte global de estos contactos en el lapso, por ejemplo, de un año puede contribuir a la definición de una política global de promoción de la mexicanidad. La reunión anual de embajadores y cónsules organizada por la cancillería es una buena oportunidad para vehicular estas ideas.
Las agencias de turismo y de viaje son axiomáticamente sistemas de promoción comercial de la imagen de México en el mundo. Buscan vender México en general, su calidad de vida, su cultura, sus paisajes, su cocina, en una palabra, su mexicanidad. Sin embargo, no está garantizado tengan una idea clara de su responsabilidad en este dominio, pero las grandes empresas de transmigraciones turísticas tienen conciencia relativamente mayor de su papel y tienen interés en mejorarlo.
Una acción de promoción de la mexicanidad a través de estas agencias, puede legítimamente promoverse con un convenio entre grandes actores del turismo mundial —no necesariamente mexicanos—. Este sería un convenio cerrado (porque debe discutirse en profundidad y no con palabras propagandísticas) y limitado (porque debe dar lugar a un programa de acción). Sobran en esta nota los elementos de un tesauro de la mexicanidad que puede ponerse en valor y en donde no se deben descuidar algunos pequeños aspectos de la vida cotidiana, siendo esta una falta recurrida en una política convencional, aspectos de servicio, de calidad de vida, de limpieza, de fiabilidad, de presentación, de cocina, etcétera.