Daniel Ávlia Ruiz

En los últimos años, los partidos de derecha han recobrado poder en el entorno político europeo y americano. Su influencia se refleja en las agendas que logran concretar, la mayoría de ellas con tintes nacionalistas. Por ello, los resultados electorales tanto en Europa como en América han situado este fenómeno de nuevo en la agenda mediática.

Si bien la derecha siempre ha recibido atención de los medios, la percepción de que ha avanzado en gran parte del planeta por las sonadas victorias en Estados Unidos, Dinamarca, Italia y Reino Unido, ha generado una enorme atención y ha abierto todo tipo de interrogantes sobre los motivos y consecuencias de ese éxito.

El viraje a la derecha también se ha hecho presente en Sudamérica, por ejemplo, con el triunfo del centro derechista Mauricio Macri. Por otro lado, algunos opinan que la extrema derecha podría ser gobierno en Brasil, donde el diputado y exmilitar Jair Bolsonaro es uno de los políticos más populares. Tiene 20% de las intenciones de voto para las elecciones de 2018, detrás de Lula, pero con ventaja sobre los demás candidatos.

Bolsonaro no sólo defiende la dictadura militar, sino que considera la tortura como una práctica legítima, defiende la pena de muerte y rechaza las cuotas para afrobrasileños en las universidades. Así, pese a una tradición política sudamericana que se opone a la derechización política, estos eventos demuestran que existe un viraje a la derecha en el escenario político mundial.

Otro ejemplo sudamericano lo encontramos en Chile, donde la derecha se hizo presente en las elecciones del pasado 19 de noviembre, pues de la mano de Sebastián Piñera acaricia el regreso al poder. Piñera ha obtenido 36.6% de los votos, mientras que el aspirante oficialista Alejandro Guillier obtuvo 22.6%.

De esta forma, la segunda vuelta, que se celebrará el 17 de diciembre, enfrentará al candidato de derecha: Sebastián Piñera, el tercer hombre más rico del país y al candidato de la izquierda, Alejandro Guillier, con una experiencia de cuatro años como senador. Por lo tanto, en Chile podría gobernar de nuevo un partido de derecha.

En virtud de ello, podríamos estar frente a un declive de los gobiernos de izquierda. Las convulsiones económicas, sociales y políticas los han afectado. Aunque existen países, como Venezuela, Bolivia y Ecuador, donde todavía se imponen expresiones de izquierda, no sería de extrañar que aún en ellos ocurrieran cambios congruentes con el viraje a la derecha.

A mi entender, existen tres elementos que explican este viraje. El primero son las victorias electorales de la derecha. El hecho de ganar es una muestra de fuerza frente al electorado y el resto de formaciones políticas, por lo que se abren nuevas oportunidades para toda la derecha a nivel mundial.

En segundo lugar, las crisis económicas parecen incidir en el éxito de la derecha. Mientras la economía seguía creciendo poco se hablaba de otros temas sociales. La atención de los medios se concentraba en el empleo y el consumo, pero con la crisis económica, resurgieron los escándalos de corrupción y pobreza.

Finalmente, el tercer elemento es la voluntad de los partidos de derecha a coordinarse con otras fuerzas políticas y ser más efectivos a la hora de influir en la agenda política. En este sentido, destacan las alianzas europeas como el Frente Nacional francés, el Partido de la Libertad austriaco y la Liga Norte italiana.

Veremos, en diciembre próximo, si esta coordinación se concreta en Chile con un apoyo de los simpatizantes de José Antonio Kast para Sebastián Piñera. Pero todo puede ocurrir, pues Chile, como España, Alemania o Argentina, ha entrado en una fase de inestabilidad política, donde se rompen las viejas lealtades y surgen nuevas configuraciones políticas. En México, debemos estar atentos a todas estas experiencias, pues el año que viene, es un año de definiciones.

*SECRETARIO DE LA COMISIÓN DE RELACIONES EXTERIORES ASIA-PACÍFICO

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