Lealtad es cosa que dirige a los hombres en todos  sus hechos para que hagan siempre lo mejor. Alfonso X El Sabio

Hace 150 años, un 7 de diciembre de 1867, el presidente Juárez decretó el establecimiento del Colegio Militar, institución disuelta a efecto de dar paso a la Escuela Militar de Infantería y Caballería a la que el propio presidente reformista le entregó como sede el antiguo convento de San Fernando, en 1860, y que luego tuvo que cerrar sus puertas, en 1863, a causa de la invasión francesa.

Al triunfo de la República y tras la restauración del Congreso Mexicano, el 4 de diciembre, Juárez emitió un escueto decreto a través del cual recuperó la institución concebida por el general José Joaquín de Herrera, el 11 de octubre de 1823, por el que se establece en Perote, Veracruz, sitio del que será trasladado, en 1828, al convento de Betlemitas para después ocupar el edificio de la antigua Inquisición en la plaza de Santo Domingo.

Será hasta 1841 cuando el gobierno le entrega al Colegio el alcázar de Chapultepec y será en ese escenario en donde, el 13 de septiembre de 1847, durante la guerra de invasión estadunidense se desarrolle una de las páginas más vibrantes de su historia y del propio país.

La práctica destrucción del baluarte por las fuerzas yanquis obligó a reubicar el Colegio en el extemplo de San Pedro y San Pablo, desde donde sus alumnos acudieron a prestar servicio en diversas batallas libradas en las inmediaciones de la capital.

Tras su restablecimiento, Juárez ordenó que el Colegio se ubicara en las instalaciones de Palacio Nacional, para luego pasar al exconvento de Santa Catarina y de ahí al expalacio arzobispal de Tacubaya para, finalmente,  en 1882, volver al Castillo de Chapultepec en donde el 9 de febrero de 1913 asumirá un papel fundamental, cuando sus cadetes se aprestaron para expresar su respaldo al presidente Madero, al cual escoltaron desde su sede hasta las mismas puertas del Palacio Nacional, sorteando las escaramuzar registradas durante el trayecto, en donde en todo momento defendieron la integridad física del Apóstol de la democracia.

Por razones obvias, Huerta disolvió el Colegio y será hasta el 1 de enero de 1920 cuando Carranza emita el decreto que lo restablece en Popotla, conjunto de inmuebles que albergarán a los cadetes y en donde el Colegio recibirá la declaratoria de Heroico, un 20 de diciembre de 1949, al reconocerse las acciones de lealtad exhibidas desde 1847 por sus alumnos.

El 13 de septiembre de 1976 el Heroico Colegio Militar estrenó instalaciones en la delegación Tlalpan, desde donde hoy se continúa “instruyendo a los jóvenes que se dediquen a la carrera de las armas, a fin de que puedan ingresar al ejército como oficiales”, y desde donde, como dictó el sabio rey castellano, se consagren a la lealtad como la orden suprema que los dirija para que hagan siempre lo mejor por sus compatriotas.