Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

El pasado 15 de noviembre un acontecimiento sorprendente le dio un vuelco al mundo artístico. En una subasta realizada por Christie´s, una de las más prestigiosas casas en el rubro, la pintura titulada  Salvator Mundi rompió todos los records hasta ese momento conocidos en el mercado del arte y fue vendida en 450.3 millones de dólares. Así, en menos de 20 minutos, que fue la duración de la puja, la enigmática obra de 65 x 45 centímetros trascendió todas las estimaciones y se convirtió en el cuadro subastado más caro de la historia, superando con creces a Les femmes d´Alger (Versión O) de Pablo Picasso, que había sido rematadas en 2015 por apenas 179.4 mdd  y a algunas transacciones privadas que oscilan los 300 mdd.

Pero lejos de tratarse de una frívola noticia de excentricidades, el hecho suscitó toda una polémica alrededor de los factores mediáticos, la valuación, la interpretación  y las tendencias en el mundo del arte, pues implicó todo un cambio de conceptos en dicho ámbito. Para profundizar en ellos, Siempre! conversó en exclusiva con José Castillo Juárez, fundador de una de las galerías más prestigiosas de la Ciudad de la Ciudad de México y experto en el mercado de arte con más 50 años de experiencia.

Para iniciar este análisis, asegura el especialista, debemos de reconocer el contexto histórico del autor a quien se le atribuye la obra, el polímata florentino Leonardo da Vinci, quien determina, es el artista que abre un parteaguas del arte de la pintura ya que es el pintor, que empieza a meter las veladuras y los claroscuros.

“Cuando observamos la pintura más atrás de él, como los Boticceli, o las pinturas del siglo XIII o XIV, sus fibras son muy planas, sin sombras, sin veladuras. Considero es el maestro e iniciador de la pintura académica, de muy buena calidad. Si volteamos hacia siglos atrás, no hay nada que se le parezca a lo que él empieza hacer, él es el grande de los grandes”.

En cuanto el óleo que muestra a Jesucristo como salvador del mundo, hay que evocar que es el mayor redescubrimiento artístico del siglo XXI, apunta el galerista, que explica, que emergió en 2005, tras un hiato de varias décadas. La obra data de 1500 y durante décadas se pensó que había sido destruida. “Es un testamento de la relevancia que sigue teniendo su pintura”, valora Castillo Juárez.

Intereses y mercadotecnia

Existen muchos intereses atrás de esa pieza, asevera el especialista, dejando de lado varios asuntos que todavía siguen sin resolver sobre el pago de la pieza. Tal es el caso de la batalla judicial que llevan el millonario ruso Dmitri Rybolovlev —uno de los poseedores de la pintura— y el marchante suizo Yves Bouvier, pues el empresario ruso acusa al marchante de haberse quedado con márgenes exorbitantes sobre la obra que le vendió.

“Esto es lo inquietante,  qué va a pasar con el juicio, en qué va a parar. Esto seguro va a hacer más escandalo sobre la obra, porque Christie´s, no aunado en esa problemática, no ha hecho ningún comentario sobre eso”.

Por otro lado, la mercadotecnia tiene demasiado que ver en esto, y claro, ahí también se conjugan varios intereses, expresa el galerista, quien pone de ejemplo aquella ocasión cuando se mostró obra de la pintora mexicana Frida Kahlo en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

“Recuerdo que vino la subdirectora de ese entonces, muy enojada y me comentó que cuando estaban las piezas de Frida en el Museo Casa Azul de Coyoacán, no entraban ni las moscas, pero compra Madonna dos piezas —Mi nacimiento y Autorretrato con chango—,  y se da el fridaismo, su obra empieza hacer vista de un valor mayor. Y de alguna manera es lo que está pasando con la pieza de Leonardo, entre más escandalo le hagan, más famosa va hacer y su valor empieza a incrementarse”.

Evaluar realmente una pintura

A cada espectador, una obra le dirá algo diferente, no obstante, entre más delicado sea el ojo de la persona, mas sensaciones obtendrá de ella, dice Castillo Juárez, quien por experiencia comenta, que en la galería de la que él es propietario, cuando vienen una familia de varios integrantes para comprar un cuadro, todos la observan diferente, pues es cuestión de sensibilidad de cada uno; pero cuando hay un mensaje en la mercadotecnia cognitivo en las masas, eso corrompe sin duda alguna la esencia real del arte.

“El arte es educación y en principio debemos buscar información de la obra que deseamos, para así educar el ojo. La gente que se visita los museos, el que está viendo, y que no escatima tiempo y dinero para viajar o pagar una entrada a un museo,  es el que puede tener la apreciación fina en el mundo del arte”.

No es cuestión del valor o precio en las pinturas, dice el galerista, tanto en las pinturas como en las antigüedades no vale cantidad ni calidad, lo que realmente marca el precio de una obra, es la rareza respecto al autor y la pieza, eso precisamente la hará más cara, detalla.

“Entre menos haya algo de alguien conocido en el mercado es más caro, por ello logran alcanzar esos precios exorbitantes en su venta. En el caso de Leonardo, solo se le conocen un poco más de 20 obras, por lo que entre menos salgan a la luz la obra del artista florentino, obviamente se asciende”.

Señala que después de la venta, se llevaron cabo una serie de entrevistas ofrecidas por especialistas de las casas de subasta Christie´s y Sotheby´s, en las cuales dejaban al descubierto su descontento por la desvaloración que se le llega a dar al arte clásico, es decir, cómo era posible que valga más un Basquiat que un Rubens.

“Eso pasa en México, una muestra de ello, es el pintor del siglo XVIII, Miguel Cabrera, al que no se le da el valor de un Toledo vivo. Un Diego Rivera, es de los más cotizados, se está vendiendo entre 15 millones de dólares, un Frida Kahlo se está vendiendo en 8 millones de dólares, y de ahí para a bajo los pintores menores”.

Anhela el coleccionista que esta subasta sea un parteaguas para rescatar toda esa pintura tanto europea como mexicana que está subestimada, pues en la actualidad, en México, en Estados Unidos y en Europa transitan por la moda de los  movimientos de decoración, como el minimalismo, algo adquirido por las nuevas generaciones, pues sus gustos están más en un Warhol, que en una pintura clásica antigua del siglo XVIII o XIX.

“Ellos determinan que el arte antiguo ya no es rentable para la decoración de sus espacios, que eso ya no se usa, es más ya no está de moda. Ya no les interesa los paisajitos, las florecitas o los retratos, al menos que sea de alguien sumamente conocido. Por ello espero haya una reivindicación con esta subasta a ese arte antiguo”.

Por el momento hay que esperar qué se le ocurrirá hacer con la pieza al nuevo propietario del Salvador del mundo, afirma el especialista, y también ahora que sacarán a la venta la casas de subastas, a la mejor una escultura de Miguel Ángel que estuviera por ahí aventada, no sabemos, o alguna otra pieza que pueda alcanzar un récord nuevo. Aquí lo interesante, porque es una pena, es valorar a los pintores que se esforzaron tanto por crear o por hacer, “no dejemos que se queden en el olvido, y debemos darles el reconocimiento que deben poseer”.

“Tanto europeos como mexicanos, tenemos una cantidad de autores impresionantes. Sin embargo aquí en México debemos por empezar con una práctica que tiene Estados Unidos y Europa, concentra el arte en un solo lugar. Si se reuniera toda la obra mexicana en un solo recinto, tendríamos la oportunidad de equiparar el valor y la belleza de las obras, sin importa la época, y mucho menos el precio”, concluye José Castillo Juárez.

Un Leonardo vale lo que se pagó: Vivian Goristein

Luego de la impresionante suma por la que fue subastada la obra Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci en la casa especializada Christie´s, Vivian Goristein, especialista en mercado de arte y gerente comercial de Morton Subastas,  una autoridad en materia dentro de nuestro país, asegura que la venta resultó ser crucial para regresar a Leonardo Da Vinci  a su esplendor como una creador que ha trascendido el tiempo y los movimientos artísticos.

“Christie´s se atreve a incluir la pintura en una subasta de arte de postguerra, logran representar a Da Vinci como un artista atemporal que no sólo es importante en el Renacimiento, sino en todas las épocas, incluida la actual y esta obra le vuelva a  otorgar una gran categoría”.

Asegura la especialista que se trata de una pintura poco convencional capaz de provocar un sinfín de emociones que van del llanto a la sorpresa a quienes la observan, sin importar su extracto o nacionalidad, llevar a la gente a un goce estético y emocional muy potente. Por lo que los museos o colecciones privadas Da Vincis no se deshacen fácilmente de ellas, ya que es sumamente raro encontrar alguna en el mercado: “son un gran aparato de mercadotecnia, especialmente ésta  que se le proporcionó la jerarquía que merecía. Fueron los diferentes elementos que se reunieron para generar una ola de deseo y atracción que al final se reflejó en su precio”, apuntó.

A pesar de toda la estrategia comercial que se realizó alrededor del Salvator Mundi, Vivian Goristein no deja de lado el valor artístico del Leonardo, pues explica que la subasta dejó en claro las cantidades que los coleccionistas están dispuestos a ofrecer por una obra de esa índole.

“En definitiva existe un aparato mediático alrededor de la obra, pero cuando una obra vale la gente está dispuesta a gastar esas cantidades, la mercadotecnia se conjunta con lo más importante: se trata de un Da Vinci y vale la pena pagar lo que se pagó, es el resultado de  ambas cosas”, concluye.