Uno de los organismos más respetados y de gran relevancia para la economía mexicana es el Banco de México, una institución autónoma y que tiene por mandato procurar la estabilidad del poder adquisitivo.

Al terminar noviembre, el gobernador Dr. Agustín Carstens, galardonado del Premio Nacional Tlacaélel que entrega Consultores Internacionales, deja su cargo y es electo como gobernador Alejandro Díaz de León Carrillo.

Entre los requisitos que por ley debe cumplir quien será el nuevo responsable de la política monetaria en México son experiencia en materia financiera y política económica, contar con conocimiento y experiencia del contexto económico financiero, además de reconocida integridad.

El trabajo realizado para el control inflacionario ha llevado años y le ha permitido a la economía nacional una estabilidad macroeconómica en favor del poder adquisitivo.

La salida del gobernador del Banxico coincide con varios eventos importantes, una inflación por arriba del objetivo del Banco Central, un ciclo de tasas de interés en ascenso, la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y también con un posible cambio en la presidencia de Reserva Federal así como en la política fiscal de Estados Unidos.

 Durante todo 2017, la inflación se ha visto presionada por varios factores y ha registrado niveles por arriba del objetivo del banco central; tan sólo en la primera quincena de noviembre parece que no cede terreno y, de acuerdo a datos del INEGI, registró una variación anual de 6.59 por ciento.

De acuerdo al pronóstico de Consultores Internacionales, el incremento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor podría cerrar el año en un nivel cercano al 6.4%, mientras que para 2018 la inflación ya mostraría una mejoría y se ubicaría en un nivel de 4.09% a 4.70 por ciento.

Si bien es una inflación elevada, estamos lejos de los amargos episodios en que el índice de precios ha crecido de forma desbordada o de hiperinflación, que generaron un gran daño a la economía y al poder adquisitivo de la moneda.

Para 2018, el escenario económico implica enfrentar riesgos tanto internos como externos, entre los que citamos la reforma fiscal en Estados Unidos, las elecciones federales, movimientos en los precios de los commodities, la situación financiera de Pemex, la consolidación fiscal de las finanzas públicas.

El trabajo no sólo del sucesor, sino de toda la Junta de Gobierno será darle seguimiento a las políticas instrumentadas y acomodar la política monetaria para bajar la inflación a los niveles del objetivo del instituto central. Es importante generar certidumbre y confianza ya que se tiene un gran reto, la tasa de interés se encuentra en 7.0% y la inflación no cede terreno, además se esperan alzas en los tipos de referencia de Estados Unidos.

Por todas estas razones el Banxico debe mantener su transparencia, debe favorecer a través de política monetaria eficaz, responsable y oportuna un contexto macroeconómico competitivo, debe generar confianza, cuidar el poder adquisitivo de nuestra moneda y con ello atraer inversión, favorecer el ahorro, el consumo y el empleo, que favorezcan el desempeño económico.

Asimismo, es necesario alinear la política monetaria con una política económica de desarrollo, con la coparticipación de otras instancias tanto públicas como privadas.